La terraza del Museo del Estanquillo fue sede de la presentación de la exposición ¡Así somos! Andrés Audiffred, caricatura costumbrista mexicana del siglo XX. El acto contó con la participación de Rafael Barajas, ‘El Fisgón, colaborador de la revista El Chamuco, Juan Manuel Aurrecoechea, escritor e investigador independiente, y como moderador Henoc de Santiago Dulché.
El catálogo, realizado por ‘El Fisgón’ y diseñado por Vicente Rojo, es un compilado de las caricaturas de La terraza del Museo del Estanquillo fue sede de la presentación de la exposición ¡Así somos! Andrés Audiffred, caricatura costumbrista mexicana del siglo XX., caricaturista mexicano de mediados del siglo XX. En dicho documento se describen, a través de dibujos, las costumbres del México postrevolucionario.
En la presentación, tanto Barajas como Aurrecoechea hablaron del marco histórico en el que Audiffred realizó sus caricaturas, el México postrevolucionario, donde el Estado pretendía buscar una identidad apelando al nacionalismo, es decir a los valores inculcados de la revolución constitucionalizada, lo que ‘El Fisgón’ denomina “un reventón de nacionalismo mexicano” que buscaba la modernización del país.
Sirva como ejemplo el caso de Lázaro Cárdenas cuando promueve que toda la población del país sea alfabetizada y ordena al sector educativo encargarse que todo mexicano aprendiera a leer y escribir. Este momento, también llamado el “Milagro mexicano”, (etapa de presunta prosperidad social y económica) fue más, como lo dijo Barajas, una época de lambisconería hacia el Estado Mexicano.
El discurso de modernidad se pretendía alzar como el gran restaurador de la patria, a través de copiar el modelo costumbrista europeo. Sin embargo, el mexicano común, a pesar de adoptar este principio, lo moldeó a su manera, intentando buscar una identidad propia acorde a sus costumbres, valores, moral y sentimientos de nacionalismo.
En este sentido, Carlos Monsivais nos ilustra este hecho “así somos, podríamos ser más atractivos, podríamos parecer europeos, pero como somos indios o mestizos, nos toman o nos dejan”.
La búsqueda del ser del mexicano
La pregunta principal que tanto Juan Manuel como Rafael Barajas abordaron fue ¿qué es lo que se buscaba en el México postrevolucionario? La respuesta: el ser del mexicano que abarca una perspectiva ontológica y el porqué de su comportamiento, de sus costumbres.
La búsqueda del ser del mexicano llegó hasta las altas esferas intelectuales de nuestro país; uno de los ejemplos más claros fue el circulo de filósofos mexicanos conocidos como el Hiperión, (donde resaltan nombres como Jorge Portilla y su trabajo “Descripción Fenomenológica del relajo” y Luis Villoro con “Soledad y comunión” y “Lo indígena como principio oculto de mi yo que recupero en la pasión”), quienes intentaron estudiar y dilucidar el ser del mexicano a partir de la forma de vida cotidiana que se llevaba en esa época.
La sátira de Audiffred de una ciudad ya vivida
Pero volvamos a la exposición de Andrés Audiffred. Ésta relata y muestra, por medio de sus caricaturas, la forma de vida de la clase media del México postrevolucionario, a través del sentido del humor y la crítica. La idea es dibujar la construcción de la identidad del mexicano.
La grandes ‘pachangas’ en los barrios y las diferentes formas en las que el mexicano de aquellos días se vestía
(como el borrachito, el bohemio o el moralista o la mexicana hermosa y guapetona denominada ‘changuita’), son episodios de la vida que podemos encontrar en su obra.
Además, Audiffred satiriza al México donde la policía respeta más al crimen organizado, de aquellos años, y tiene mano dura con la gente común y corriente. Por si fuera poco, posee diversas evocaciones referentes a la impartición de justicia, aquella donde los inocentes pagan culpas no cometidas.
Desde mi perspectiva, el México satirizado por Audiffred es un país ya vivido que, a pesar de estar presente en nuestros días, está muy lejano. Sumido en la tradición y con deseos desesperados de alcanzar la modernidad y la espera de una “mejor vida”, nos encontramos aguardando un ‘milagro mexicano’.
Parece que la esperanza sólo ha envejecido.
Forjada por nuestros abuelos y heredad a nosotros por los padres, nosotros, los modernos, o los que “orgullosamente nos jactamos de serlo”, aquellos que pretendemos creer vivir mejor que en el México de mediados del siglo XX, nos encontramos en un severo dilema: esta esperanza no es nuestra, no la creamos, pero, desafortunadamente, la traemos a rastras desde que nacimos.
¿Envejecer esperanzados?
La exposición ¡Así somos! nos da cuenta de un México olvidado pero que sigue vivo. En la opinión de un servidor, si no revertimos esta situación que nos tiene condenados desde nuestro nacimiento, las generaciones venideras, y nosotros, estaremos destinados a envejecer esperanzados.
Así que, amigos del Tecolote, los invito a visitar esta exposición que concluirá el próximo 28 de enero, donde no sólo conocerán el trabajo de un gran caricaturista, sino podrán reflexionar sobre el México de ayer y un día decir, con toda facilidad y gusto…, ¡Así somos!