Calaveras y artes en el Cenart

Por: Brandon Gustavo

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La Feria de las Calacas en el Cenart. Foto: Brandon Pacheco.

 

Dos inmensas calaveras inflables les sonríen, desde lo alto, a pequeños vampiros, catrinas y luchadores que empiezan a llegar a las áreas verdes del Centro Nacional de las Artes (Cenart). El aire frío no se detiene ni tampoco los asistentes que llevan abrigos y disfraces para la ocasión. Quienes vienen a disfrutar de la Feria de Calacas, que año con año se lleva a cabo en este emblemático lugar, circulan por el camino de grava roja.

 

La primera parada es un escenario al aire libre para pequeños conciertos. Después carpas blancas se enumeran alrededor del camino de grava. Dentro de éstas, algunas ofrendas se asoman al público que comienza a formarse para disfrutar de esta muestra hecha por Ricardo Linares. Sus calaveras bailan, se sirven de comer y le sonríen a algunos espectadores asombrados por el movimiento de las figuras.

 

─ ¿De qué papel estarán hechas?, pregunta una señora al ver los detalles de cada una de las pequeñas calaveras.
─ No lo sé. Podría ser periódico, le responde un joven que se encuentra a su lado y parece ser su nieto.
─ Sí, seguramente, porque el papel mache sería muy grueso para hacer esto, dice la señora.
─ Podrían ser también de papel china, supone el nieto.
─ También, pero imagínate cuánto trabajo se habrán llevado.

 

El recorrido es de manera circular para que todos los que quieran pasar y ver la ofrenda avancen poco a poco. Los curiosos mueven algunas poleas y palancas que hacen que la calavera realice movimientos intrigantes. En algunos huacales, sustento de las calacas, se asoman mensajes para recordar a los que ya se fueron: “Abuela Mary: tu hija, tus nietos y bisnietos no te olvidamos. Siempre te recordamos”, “Raymundo, Abuela te extraño mucho, me haces mucha falta. Te amo”, dice un anuncio de color naranja.

 

Sin embargo, no sólo la creatividad de Linares se puede contemplar en esta XV Feria de Calacas. La danza, música y cine también están presentes. Los visitantes pueden elegir el evento que más llame su atención: desde oír a un cuentacuentos, hacer manualidades, ver una función de teatro al aire libre, hasta admirar una coreografía de danza contemporánea.

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Mensajes para quienes ya marcharon. Foto: Brandon Pacheco.

 

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La danza formó parta del festival que honró a las calacas en el Cenart. Foto: Brandon Pacheco.

 

En momentos, el Teatro de las Artes presentará una muestra dancística que lleva por título: “En la piel de mi memoria”. Primera llamada. Las primeras filas se comienzan a llenar. Segunda llamada. El auditorio no está completamente lleno. Los organizadores decidieron no abrir la parte de arriba. Tercera llamada. Las luces comienzan a apagarse. “Se les pide a los asistentes apaguen sus celulares. Por seguridad de los actores está prohibido tomar fotos con o sin flash”, dice una grabación para dar inicio a la función.

 

El humo comienza a salir de los lados del escenario. Con un olor dulzón de fondo, seis bailarines se expresan con movimientos suaves. El auditorio está en silencio. Termina la primera danza, todos aplauden.

 

Después de tres minutos de receso, las luces se vuelven a apagar. Una bailarina sale con un vestido tan rojo que impacta la vista. Los siguientes salen poco a poco del escenario. Los hombres tienen descubierto el pecho y traen faldas estilo hawaiano. La música suena y los movimientos son más expresivos hasta alcanzar el punto máximo.

 

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Ritmos y sonidos ambientaron la tarde de calacas en el Cenart. Foto: Brandon Pacheco.

 

El concierto está a punto de iniciar. Muchos aprovechan para sentarse y comer. En unas carpas pequeñas hay de todo: tamales y atoles; helados, tostadas y quesadillas; tlayudas, pan de muerto, paletas de hielo gigantes.

 

Los músicos comienzan a afinar sus instrumentos. De acuerdo con el programa, hay que arriesgarse a “liberar el cuerpo con notas efervescentes de introsurf, beats a gogó, ciencia ficción, mar y playa en el nuevo sonido retro”. Lanzan la primera llamada y los niños con sus padres se van acercando al gran escenario que se encuentra detrás de la Escuela Superior de Música.

 

Las guitarras comienzan con su estridente sonido que recuerda a una película futurista fusionado con el sonido a gogó de los años 60. Los espectadores no bailan, sólo escuchan la música retro. Parecería que las canciones nunca acabarán. El ritmo es muy similar al anterior. No da tiempo de detenerse, sólo escuchar y escuchar y remontarse unos años atrás.

 

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El Santo y Blue Demon también formaron parte del festival. Foto: Brandon Pacheco.

 

Los luchadores también están presentes. En una esquina se encuentra El Santo y Blue Demon, quienes lucharán contra los monstruos. Sin embargo, no estarán solos, pues una banda en vivo los acompañará en este enfrentamiento. Los espectadores se acomodan para ver esta película donde sus ídolos pelearán contra abominables criaturas infernales.

 

La noche comienza a llegar al Cenart, la oscuridad se hace presente y muchos comienzan a salir. Unos se van por el estacionamiento, otros deciden tomar el transporte público. El emblemático conjunto de edificios culturales se va quedando solo. Mañana será otro día donde continuarán las más de 170 actividades que Alas y Raíces organizaron para celebrar el Día de Muertos.

 

Así el teatro, la música, la danza, los cuentacuentos, las narraciones orales, las muestras artesanales y gastronómicas, las exposiciones, las ofrendas y los talleres fueron los protagonistas del 30 y 31 de octubre donde se logró acercar a los niños de una manera inusual y novedosa a una de las tradiciones más emblemáticas de México.

 

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Mensajes para quienes están en el más allá. Foto: Bradon Pacheco.

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