Cuando las canciones se convierten en tu crush

Son las 7:48 de la mañana y suena la alarma; estiro el brazo para alcanzarla y posponerla 10 minutos más mientras imagino que, con ese mínimo tiempo podré recuperar parte del sueño que el insomnio me robo en la noche, como si fuera mi fiel amante.

Me dispongo a levantarme de mi cama y comenzar el ritual de todos los días: elegir la canción adecuada para iniciar el día o al menos para meterme a bañar, y recuerdo que, a pesar de mi pésima noche, los días se tornan buenos o malos dependiendo de nuestra actitud.


Me pierdo contigo.


Por ello, me dispongo a escuchar una canción de soul llamada “Feelings” de Vigon Bamy Jay, un trío que es realmente poco conocido pero que tiene un estilo único y, sobre todo, una deliciosa combinación del soul de antes, con tintes rítmicos similares al pop; generando una composición exquisita para los oídos.

Transcurre el día y asisto a mis actividades correspondientes. Repito la canción una y otra vez, como cuando un tema te flecha y la terminas reproduciendo todo el día, sin importar la hora, porque es adecuada para los trayectos, para escribir, leer, caminar o simplemente para hacer compañía, como si se transformara en un amigo con quien estar.

Continúo leyendo, escribiendo y llega un punto en el que siento fatiga; el insomnio de la noche anterior está haciendo estragos en mí.


Revive: Dandrómeda, la chica galáctica.


Comienzo por distraerme, mirando a un punto fijo; prosigo levantándome de mi asiento y me dispongo a caminar por el área, luchando conmigo misma para no dejarme vencer por la fatiga, mientras no deja de sonar la canción que me ha acompañado desde el comienzo del día.

Al final, derrotada por el cansancio, me pongo los audífonos y me arrojo al sillón para descansar mis ojos, y hago memoria de todas las veces en que he sentido una obsesión o, como ahora lo llamamos, un “crush” con alguna canción, la que puede ser el reflejo de cómo nos sentimos, pero que logra hipnotizarnos a través de sus letras o ritmos.

Dejo mis audífonos en mi escritorio, le doy un fuerte abrazo a Dorota, mi gata, y decido tenderme en mi cama, esperando tener un encuentro con Morfeo en lugar de con insomnio, para volver a comenzar un día con una nueva canción o playlist preparada para cada situación o sentimiento que se me presente en el momento.

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