El barrio también tiene sus figuras: Tin Tan

Tin Tan fue "Un hombre inquieto" durante su vida.

“Un hombre inquieto” así fue toda la vida Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, Tin Tan, quien nació el 19 de septiembre de 1915 en el Distrito Federal. Tal vez por eso hizo una película con ese título. Perspicaz, ‘vivaracho’ desde chamaco, “El vaso de leche” como apodaban sus hermanos, siempre dio guerra y, seguramente, sacó canas a su papá, Rafael Gómez Valdés y a su mamá, doña Guadalupe Castillo.

Hábil, travieso, feliz, de esa manera creció el segundo de nueve hermanos, a quienes nunca olvidó y siempre les dio chamba en su andar cinematográfico. Razón por la que lo respetaban y en algunos casos hasta le hablaban de usted. Así se dirigía Manuel ‘El loco’ Valdés, a su querido hermano ‘Don Ger’.

Su paso por Veracruz no dejó una huella tan honda como la que labró durante su estancia en Ciudad Juárez. Ahí conoció a los “tirilones de la Coyotera“, jóvenes pachucos de Ciudad Juárez, quienes entre mezclas de español e inglés, solapas como avenidas, sacos largos, zapatos ébano y marfil, pantalones con valenciana de tubo, relojes de cadena colgante y sombreros de ala ancha con una pluma de pavo real, forjarían la identidad del rey del barrio.

Después de ser sastre, guía de turistas, electricista y hasta barrendero, llegaría a la radio. Su incursión por accidente como locutor dio origen al “Topillo tapas”. Ahí sus ocurrencias, chistes e imitaciones de Agustín Lara, en el programa “El barco de la ilusión”, hicieron que Paco Miller se lo llevara de gira donde conocería a Marcelo Chávez, su inseparable carnal.

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Tin tan y su inseparable carnal: Marcelo. Foto: Cortesía.

Tras presentarse en distintos foros, incluyendo el afamado ‘Patio’, llegaron los ofrecimientos de cine. Después de unas cuantas apariciones en la pantalla grande, le llegó su momento: “El hijo desobediente” de Humberto Gómez Landero, en 1945. Ahí nació Tin Tan.

Su estrella se iluminó hasta los confines de la historia con películas como “Calabacitas tiernas”, “Simbad el mareado” y la mejor de sus cintas de acuerdo con los críticos, “El rey del barrio”. En despilfarrador, y sobre todo, viejero, se había convertido en el favorito del director Gilberto Martínez Solares. Lo tuvo todo y a todas. Su récord de besos a las más guapas del cine lo demuestran.

Pero un revolucionado ritmo de vida, casas, coches, un yate, seis hijos y tres matrimonios, cobrarían factura; ¿el precio?, trabajar en cuanto papel le ofrecieran. Su descenso comenzó y llegaron sus peores tiempos en la industria que lo consagró. Sin embargo, la vida le tenía preparadas tres sorpresas todavía: Tomas O Malley de “Los aristogatos“, el oso Baloo en “El libro de la selva” y su no tan celebrada narración en “La leyenda de Sleepy Hollow”.

Desafortunadamente su brillo se extinguiría la madrugada del 29 de junio de 1973 a consecuencia de cáncer en el estómago. No obstante, su estela trascendió más allá de México. Los propios Beatles lo pidieron en su Sgt. Pepper, aunque él prefirió mandar un árbol de la vida.

Yo lo conocí 35 años después de fallecido. Tenía ocho años cuando “La marca del zorrillo” me dejó perplejo, aunque desde antes ya cantaba ‘Busca lo más vital” al ritmo de la selva. Mi papá selló mi admiración cuando compró sus cassettes y los ponía en el coche camino a casa de la abuela cada domingo.

De esta manera, hacemos homenaje al revoltoso ojo verde que cantaba como cenzontle con plumas de canario y mucho corazón, las baladas de Lara o Los Panchos. El mismo que bailaba con el caché de los reyes de la vecindad. Aquel maestro de la seducción a quien ninguna (definitivamente ninguna) actriz del cine de oro dejó sin sus besos.

Cercano a la raza. A la broza que anda a pie y vive al día. A ellos es a quienes siempre estuvo dirigido y pensado. Más allá de sus actuaciones, su personalidad y acciones hacia la gente hablaron por él. La pobreza en la que murió da testimonio que no se llevó nada al agujero, pues todo se lo dio a su gente, a los cercanos y a los no tanto.

Embajador plenipotenciario del albur, el caló y espanglish, con trompa de bagre, así fue y será para siempre, Don Germán Valdés ‘Tin Tan’.

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El rey del barrio y su pachuco. Foto: Cortesía.

Te dejamos las cinco canciones para que lo recuerdes.

Bonita: 

Contigo:

https://www.youtube.com/watch?v=RW618pBKj9M

Contigo a la distancia

Palabras calladas

¿Quién será la que me quiera a mí?

https://www.youtube.com/watch?v=4gKOSqVxSd8

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