que el polvo
guarde la dicha
de esta realidad
¿realidad cuál?
¿la que mece las
jacarandas cuando
roban el aire de mi sueño?
que entre
por esta puerta
a ningún lado
el que siente
el de a lado
el de abajo
y si es posible, el de arriba
el que se encorva cuando
llueve seco, y las ramas danzan
para alcanzar la luz que perfora su crespa piel
es un tanto de cierto
que la tierra del jardín
es el fantasma de la memoria,
de mi memoria, creo
y se sume, se bambolea
y ruge cuando pasan
las patas del viento
pasan los invitados
a la perpetua fiesta
de las hormigas
sangre viva
de las entrañas
de mi carne, y la sombra del árbol
en el arbusto,
la hoja que come luz
la savia hambrienta
que arde cuando una cascada de nidos
se arroja contra el suelo, y se torna en un dulce abono de plumas
trato de dibujarme
un poco como los gatos se miran
en la luna mientras duermen
así yo lo intento
con saliva en mis dedos
con el polvo de piedras
en los ojos
y queda este rostro
irreconocible
apedreado por el lomo del mundo
sangre falsa en la carnosidad
solo pálida sombra de un pétalo