Su perfume dejó sobre mi piel.
Mis dedos olían a paraíso.
Vuelto loco, y embriagado,
de aventuras sobre el mar de sábanas.
Centímetro a centímetro.
Punzaban los poros abiertos,
utilizando el braille de tu cuerpo.
Dejando mis dientes hambrientos.
Pupilas que se cierran y se abren,
cuando gritas mi nombre;
curvas que se endurecen;
llegando al punto de quiebre.
Ligera vuela sobre mi mapa,
Caminas sobre mí;
Pero nada se te escapa,
Cuando estoy dentro de ti,
Introspectivamente te reviso.
Te escaneo.
De cerquita te veo.
Lo más recóndito de ti.
Me enrosco para el gran final,
Alas cubiertas de miel, sucumben ante mi deseo.
Dejando al descubierto;
mi pudor desnudo y quieto.