Sergi Roberto, el juvenil que no le marcaba ni al arcoíris

El gol de su historia. Foto: UEFA.com.
Sergi Roberto es el héroe blaugrana sin capa y el artífice de la remontada del Barcelona sobre el PSG. El club culé venció 6-1 a los franceses en el global.

Su nombre quedó eclipsado por la alegría causada en el campo. Su presencia se difuminó, ante el resultado histórico que las pantallas mostraban. Pero su número 20 y las trece letras que visten su camiseta, perdurarán en la historia del Barcelona. Es Sergi Roberto, el héroe blaugrana sin capa.

Sergi Roberto, el héroe sin capa. Foto: UEFA.com

El Camp Nou era un hervidero. La emoción estaba eclipsada por la ansiedad y el deseo de bajar al campo para marcar el gol faltante. Al partido entre el Barcelona y el PSG le quedaban 21 segundos para su conclusión cuando Neymar elevó la pelota, esperanzado en que algún blaugrana rematara y sellara la histórica remontada.

El esférico cruzó el área francesa, ni Lionel Messi ni Gerard Piqué habían llegado al remate; quien sí lo hizo fue Sergi Roberto, el lateral que perdió los goles en el juvenil, según palabras de Luis Enrique. El canterano barcelonista se tendió en busca del balón. Conectó y venció al portero del PSG, Kevin Trapp. Era el sexto gol. El tanto necesario para sellar el pase del Barcelona a los cuartos de final. El gol de la (su) historia.

El gol de su historia. Foto: UEFA.com.

Durante 76 minutos, Sergi Roberto sufrió el partido desde la banca. En el esquema plantado por Luis Enrique, el lateral nacido en Reus no tenía cabida. Refugiado, vio cómo Luis Suárez marcó el 1-0 al 3’. Después, Layvin Kurzawa anotaría en propio marco para el 2-0 al cierre del primer tiempo.

En el vestidor, escuchó la charla del técnico y la petición de buscar el tercero lo antes posible para complicar la existencia del PSG. Entonces llegaría el gol de Messi, por la vía penal, para el 3-0. Sin embargo, minutos después, Edinson Cavani, al 62’, congelaría el Camp Nou con el tanto del descuento.

Al 76’, llegaría su momento. Rafinha se marchaba del campo para ceder su lugar a Sergi Roberto. El lateral de 25 años tomaría el medio sector. Tras 10 minutos de zozobra, el huracán culé arreciaría de la mano de Neymar; el brasileño, con un tiro libre y un penal, colocaría a su equipo a la postre de la remontada. Al rival visitante, se sumaba otro: el tiempo.


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A falta de dos minutos para la conclusión del juego, Verratti derribaría a Messi en tres cuartos de campo. El cobro de la falta terminaría en un rechazo que estuvo a punto de convertirse en contragolpe letal, sino es por la rápida respuesta de Ter Stegen; el arquero alemán, no sólo conjuró el peligro, también obtuvo la última falta del partido.

Neymar cobró. La pelota quedó corta, pero el rebote cayó a los pies del brasileño. El delantero enfiló al arcó, cortó al centro y de izquierda elevó la pelota. Entonces, Sergi Roberto apareció, se tendió y definió el juego.

La algarabía del juvenil que había extraviado el gol en su etapa en el Barcelona B. Foto: UEFA.com.

“Yo me he tirado con todo, no sabía si estaba en línea. Me he tirado al suelo y he visto que el portero no la ha parado”, confesaría el lateral en una entrevista a la cadena Being Sport, al finalizar el juego.

Y es que Sergi, el lateral con el que Luis Enrique bromeaba que no le metía goles ni al arcoíris, es uno de esos jugadores cumplidores, que realizan al pie de la letra, las indicaciones de su estratega.

La llegada de Luis Enrique al banquillo culé, trajo consigo el ascenso del tarragonés al primer equipo. Desde noviembre de 2010, ha jugado en 141 partidos con Barcelona. De sus botas emanan seis goles, pero quizá ninguno tan significativo como el de la noche del 8 de marzo de 2017.

Luis Enrique volvió a Sergi en su comodín; la noche del 8 de marzo, respondió a la confianza. Foto: UEFA.com.

Multifuncional, Sergi Roberto podría ser considerado el comodín culé. Ha jugado como lateral, mediocampista, extremo y, alguna vez, delantero. Pero una palabra lo define: constancia.

Hoy la historia de la Champions League lo recordará como el punto final de una remontada histórica; el juvenil que no le anotaba ni al arcoíris, ha inscrito su nombre en la nostalgia barcelonista, como aquel que Andrés Iniesta marcó en la noche de Stamford Bridge.

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