¿Alguna vez has sentido un chispazo de alegría al ver a esa persona a los ojos? No hablamos de amor, hablamos de algo menos azotado…
“La canción más alegre del mundo” nos presenta una relación como cualquier otra (no mentimos, como cualquiera; la tuya o la mía). Entonces, ¿qué es lo que hace tan entrañable el trabajo de Adriana Nájera (dramaturga)?. Sencillo, el ingrediente base de cualquier historia de amor que vale la pena contar: la mentira, la incertidumbre y esa esperanza fallida que crece en tu interior cuando estás consiente que, a veces, el querer no basta.
Esta comedia es el pretexto perfecto para exponer el maleficio del amor sin tener que acabar con lágrimas en los ojos (aunque a decir verdad, no fuese yo el único dentro del público a quien los suspiros y los lagrimales traicionaron su subconsciente).
Con un trabajo de dirección formidable, los actores acaban por exponer que no hacen falta recursos rimbombantes en escena. La magia que crean Mario Rendón (Oswaldo) y Fernanda Enemi (Wendy) al interactuar entre sí, es más que suficiente para volver a creer en el amor. Aunque sea sólo por unos momentos.
Cabe destacar el excelente trabajo de musicalización que representa y determina pautas fundamentales en las acciones dramáticas. El trabajo hecho por Brandon Torres y la interpretación de Oscar Braun te envuelven invariablemente en aquel monstro de miel y limón.
“La canción más alegre del mundo” es una obra con la que indudablemente te vas a sentir identificado hayas o no amado, hayas o no encontrado qué carajos significa el amor. Lo único indudable es que, hagas lo que hagas, en el amor, la cagas.
Sólo tres viernes. 14, 21 y 28 de octubre en Casa Actum ubicada en la calle Héroes del 47 número 9, casi esquina con Tlalpan a las 20:30 horas. Muy cerca del metro General Anaya.