El llanto más amargo de Brasil: el Maracaná, Uruguay y 1950

Brasil albergaría la primera Copa del Mundo tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Era la primera oportunidad palpable para que el cuadro sudamericano levantara el trofeo. Sin embargo en su camino se cruzaría Uruguay, el Maracaná y el llanto más amargo de su historia.

Treinta y dos equipos participarían en la etapa de clasificación al torneo. De ellos, sólo 14 avanzarían a la fase final del torneo, pues Italia y Brasil ya tenían sus boletos al ser el campeón defensor y la sede del certamen, respectivamente.

A estas dos selecciones se les sumaron Bolivia, Chile, España, Estados Unidos, Inglaterra, México, Paraguay, Suecia, Suiza, Uruguay, Yugoslavia y la India, equipo que tuvo que retirarse porque la FIFA no les permitió jugar descalzos.

El formato por primera y única vez sería una liguilla, donde los campeones de los cuatro sectores se enfrentarían para determinar al ganador de la Copa del Mundo por mayor cantidad de puntos.

A México le tocó la apertura del torneo ante Brasil en el recién construido Maracaná. Los amazónicos barrieron a los tricolores y los golearon 4 a 0. A la postre, los locales se llevarían el sector y la clasificación.

El grupo dos fue dominado por una sorpresiva España que tenía en sus filas a jugadores como Piru Gaínza y Telmo Zarra. Mientras el tercer sector fue ganado por una Suecia campeona olímpica que dejó en el camino a la campeona Italia. En la otra división, Uruguay pasó sin mayor esfuerzo tras vencer a su único rival: Bolivia.

De la gloria al llanto

Brasil, España, Suecia y Uruguay definirían al cuarto campeón del mundo. En tres días se dirimiría al nuevo monarca y los locales lucían como los favoritos.

Brasil goleó a Suecia y España con marcadores de 7 a 1 y 6 a 1, respectivamente; mientras Uruguay sólo empató a dos con los ibéricos y venció por 3 a 2 a los nórdicos.

El título se definiría en la última jornada en el duelo entre Brasil y Uruguay. A los amazónicos les bastaba un empate, pues tenían cuatro puntos y once goles a favor; los de Río de la Plata tenían que ganar si querían aspirar a levantar la copa.

En el Maracaná, Brasil dominó el juego pero no podía abrir el marcador. Fue hasta el segundo tiempo cuando inauguró los gritos con el gol de Friaca.

Sin embargo, la tensión era palpable en las más de 220 mil almas presentes en el estadio. El silencio pobló el lugar cuando Juan Alberto Schiaffino empató el duelo.

La tragedia y el llanto ya se olían.

Al 79’, Alcides Ghiggia aprovechó un descuido del arquero brasileño Moacir Barbosas para marcar el segundo gol uruguayo y silenciar el Maracana.

El tiempo se agotó. Maracana cayó y el llanto brasileño afloró ante la euforia del nuevo campeón del mundo.

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