Recibió la pelota con la pierna derecha, con su característica velocidad se quitó la marca de los defensas y definió sobre la salida de Manuel Neuer. El grito de gol estalló en la garganta de los aficionados españoles, y un nombre se quedó grabado para siempre: Fernando, el niño Torres.
Aquel tanto marcaría el inicio de una época dorada para España: Eurocopa 2008, Copa del Mundo 2010 y Eurocopa 2012. En ese par de éxitos, Fernando Torres fue pieza clave. La velocidad y oportunismo del niño, lo convertía en un elemento peligroso para las defensivas rivales.
Ocho años después, Torres marcaría el tercer tanto para que el Atlético de Madrid conquistara su tercera Copa de Europa, tras vencer al Marsella. Fue el último gol que el niño marcó para la obtención de un título para el equipo de sus amores.
Hoy, Torres ha dicho adiós al Atlético de Madrid, tras marcar los dos goles del empate ante el Eibar en la última jornada de la liga española. Ante un estadio llenó y rendido a los pies del niño, el delantero de fuenlabrada se despidió 17 años después de su debut.
Siete temporadas después de su debut, Torres dejó la casa colchonera para sumarse a las filas del Liverpool. En Inglaterra se convirtió en ídolo al grado de terminar como el tercer mejor jugador del mundo en 2008.
En 2001 y con 82 goles marcados con la casaca de los del puerto de Liverpool, el niño pasó a las filas del Chelsea. Con los blues, se consagró como campeón de la Champions League en 2012 y de la Europa League en 2013.
Tras ser campeón con su club y obtener la Eurocopa de 2012, Torres volvió a la casa colchonera. El Vicente Calderón se llenó y le aplaudió al que se convertiría en su hijo pródigo.
Con los colchoneros sólo pudo obtener la Europa League, hace unos días tras vencer al Lyon. El niño llegó tarde a la época más dorada de Diego Simeone, cuando obtuvo la liga española. Por eso, quizá, la euforia del madrileño al obtener el título europeo.
Hoy, en medio de cientos de aplausos, Torres dijo adiós a la camiseta que más amo.