Por: Juan Pedro Salazar
@juaninstantaneo
La noticia sembró el mundo del futbol. Joseph Blatter ha renunciado a su puesto como presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA). Dejará el cargo tras 17 años en el poder y luego de ser reelegido para un periodo más en el pasado congreso del organismo.
La historia de Blatter inicia en 1939 en un pequeño poblado de Valais, Suiza. Con los Alpes como guardias, ‘Sepp’, como le llaman sus amigos, creció en una familia de clase media y con el balón como fiel compañero. La camiseta del FC Visp lo vio desplegar esa alegría que todo adolescente posee en sus inicios como futbolista.
Sin embargo, su padre truncaría el sueño al prohibirle pensar en hacer una carrera como futbolista. Blatter tendría que estudiar, pues del futbol no se vivía, al menos eso pensaba su progenitor.
Tras conseguir su título como administrador de empresas y economía por la universidad de Lausanne, se convirtió en secretario General de la asociación suiza de hockey sobre hielo. Tiempo después, establecería contacto con el comité organizador de los Juegos Olímpicos de 1972 y 1976 al formar parte de la marca de relojes suizos, Longines. El deporte seguía en su vida y trazaría su destino.
Experto en relaciones públicas, Blatter emprendería una nueva aventura al convertirse en director de Programas en Desarrollo de la FIFA. Era el empleado 12 de una asociación que comenzaba a ganar terreno en el mundo.
Entonces, llegó el encuentro que daría un giro a su vida. Joao Havelange, entonces presidente de la FIFA, vería el potencial de Blatter y lo tomaría como su aprendiz. Poco a poco, el suizo amasaría y cultivaría las relaciones que lo convertirían en el máximo jerarca del futbol.
El momento clave vino con la debacle de Havelange. El brasileño anunciaba su retiro después de 24 años como presidente del organismo y diversos escándalos de corrupción. Dos nombre figuraban en las boletas: Joseph Blatter, entonces secretario General, y Lennart Johansson, en ese momento presidente de la UEFA.
Blatter ganaría las elecciones gracias al apoyo del presidente de la confederación asiática de futbol, el catarí Mohamed bin Hammam y los votos de países pequeños en el mundo del futbol. Con el triunfo vendría el primer escándalo pues se aseguraba que antes de la votación hubo reparto de dinero para garantizar el triunfo de ‘Sepp’. Ante el escándalo, el suizo cayó.
Aquel ocho de junio comenzaría la época de Blatter, el suizo que transformó el ‘juego más hermosos del mundo’ en un imperio de millones de dólares.
Desde ese momento, la sombra de la corrupción ha cobijado a la FIFA. Elección tras elección se lanzaban acusaciones sobre pago de sobornos para asegurar votos. Sin embargo, el escándalo más grande llegó con la designación de Catar como sede del mundial de 2022. Diversas investigaciones han señalado que Blatter y otros funcionarios del organismo compraron el voto para inclinar la balanza a favor de los árabes.
El empecinamiento para negar las acusaciones y mantener a Catar como la sede del torneo han hecho pensar a más de uno que la acusación es cierta.
La vida tiene instantes de circularidad, como si uno recorriera una esfera y volviera al punto de origen. Si esto es cierto, junio es el punto de retorno para Blatter. Hace casi 17 años tomó la presidencia, hoy la deja.
El vuelco a la historia llegó a dos días de la elección para presidente de la FIFA. El Buró Federal de Investigación (FBI por sus siglas en inglés) daba a conocer la detención de 14 personas, nueve de ellas con vínculos en el organismo rector de futbol internacional, involucradas en delitos por desvió de recursos, tráfico de influencias y sobornos.
La noticia viajó por el mundo y cayó como mazo en el seno de la FIFA; ante el escándalo, Blatter negó tener conocimiento y lamentó los hechos. Las voces contrarias pidieron su renuncia, parecía que el momento de cambio había llegado.
En perjuicio del futbol, Blatter había ganado la elección. Ufano, el suizo festejó la victoria, recordando que no olvida quién lo apoyó y quién dijo no; la amenaza del animal herido se había lanzado.
Días después, en medio de las acusaciones que señalan a Jerome Valcke, secretario general de la FIFA, de estar metido en corrupción, Blatter anunció su dimisión como presidente del organismo que tanto ama…
La pelota ha caído, manchada, comienza a recorrer el campo en busca de unas manos que le devuelva la alegría que tanto extraña.