Caminando por las grandes avenidas al sur de la Ciudad de México, me encontré con una cabina de teléfono público, la cual me llamó la atención porque está decorada con un stencil.
Este arte urbano contiene una figura humana tapada con un pañuelo, debajo de esto, un texto con la palabra libertad. Entonces, la pregunta vino a mí: ¿hasta donde uno puede decirse libre?
