Amaneceres llenos de esperanza,
mis estrofas dulcemente son ella,
caen guirnaldas en señal de bonanza,
llega tu imagen, sonriente, tan bella.
Eres dulcinea por quien enternece,
un viento céfiro su cuna mece,
lágrimas de sal que sólo entristece
la vitalidad del mar obscurece.
Un potente fulgor en la neblina,
bálsamo que ha saciado su soledad,
entre calles silenciosas camina
busca cómo figurar tu eternidad.
En sus letras que causan embelesos,
con musicalidad escribe verso
inspirado por tus sápidos besos,
amándote excluye el lado perverso.
Un vivo arrebol enciende la tarde,
dormita en el árbol la golondrina,
la flama de este místico amor arde
bajo un color naranja su cortina.
Un universo son tus ojos bellos,
emana una gloriosa aurora boreal,
cariño sempiterno brota de ellos
y puedo volar sin gravedad, es real.
Amor de poeta, tú, mar de inmensidad,
tu frente por un laurel adornada,
te llevas en tus manos mi mortandad,
pintas luceros en la madrugada.
El alba me descubre escribiendo
a la distancia mis besos versando,
pausado corazón, ritmo latiendo
un idilio de un poeta enamorado.
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