“Allí donde el agua alcanza su mayor profundidad, se mantiene más en calma.”
William Shakespeare
Cómo cambia el ritmo de la vida
cuando la arena y el mar
deciden ser uno.
Tus ojos resplandecen;
sueño
que la cruz,
los cascabeles,
y la mano de Simón;
acompañan tu risa.
Flor cuya apertura sigue
y a veces anhelaría que se detuviera
porque no quiero que sepas de estas muertes
que sembraron hombres sin ley
o que quieras distinguir de un judío, un musulmán y un cristiano;
al final la vida misma dispara flores para cada uno de nosotros
temo que quieras diferenciar a los hombres
tanto y de tal modo
que te niegues a darle la mano a tu hermano caído
pero no,
mira
que todo lo resiste la bondad incluso recibiendo el beso de los traidores.
Fernanda
así tú que sea
sol o luna
sigues la batalla entre tu mano y tu boca;
que siga onírica ave
resguardando tu pureza,
niña flor en apertura constante.
Así los besos que tu madre
siembra en tu rostro
para que sea flor de lis eterna
y prueba
de este amor que se regenera
alba tras alba,
vida que se mueve hacia todas partes
y todo lo observa
y todo lo oye…
Tú: vida que amamos como la primera vez
que supimos de ella:
que un ángel se siga posando sobre tu cabecera.