Por: Salvador Mecalco Valle
Tengo miedo, esta noche tengo miedo.
Las nubes dibujan garras, rostros malignos.
Una sensación de arena se aloja en mi boca.
Los aullidos, ladridos y demás
[sonidos de la noche,
anuncian un mal acechante.
Siento el miedo de esas criaturas,
un miedo desconocido.
Es momento del estallido,
la explosión es inminente,
alguien susurra, asecha en la hierba
[mojada…
Toda la noche anuncia un panorama incierto,
[de insomnio;
La noche no es bella, es incierta
La naturaleza es monstruosa,
[peligrosa.
¿Cuál es el mal venidero?
¡Ah! ¿Por qué creer en mi intuición?
¿Por qué limitar esta fuerza?
Esta vez la razón no es autoridad.
La razón es miedo: el hombre es miedo.
¡Repugnante ego del hombre!
Creer que la naturaleza nos da señales
o nos presagia algo,
no significa más que nuestro eterno fracaso.