Pierde el tiempo su marca
dentro de la espesura de este espacio,
miro estallar las partículas que me componen,
vuelvo a ser materia prima
previa al ensamble.
Se pintan sobre el cielo
estrellas escarlata
mientras transmuto en viento indefinido,
me imagino voluta incandescente
fundiéndose con la muerte que todos absorben.
Se ralentiza mi alrededor,
no logro distinguir con claridad
exactamente aquello que era,
no sé si fui un niño que aprendía a pedalear su bicicleta,
un león saltando mecánicamente al fuego,
o sólo masa purpura que serpentea su último suspiro.
Intento centrarme,
pero mi cuerpo crepita carmesí,
soy montones de butano
acumulándose dentro de algo más.
Me asfixia la conciencia del saberme finito,
se me incendia la vida con el chispazo del destino
mientras caigo en pausas
sobre esta corcholata que se vuelve mi universo.
Me descubro galaxia
que se consume
en cada inhalación,
termina el camino
cuando soy arrojado hacia la calle.
Sé que vendrá otro como yo,
a suplir las ansias
de aquello que nos consume.
Más #NidoDePoesía: Invisible