A veces
las cosas no suceden como quisiera uno,
hay decepciones que llaman a la puerta
y fracasos sentados a la mesa
dispuestos a compartir su historia.
El tiempo se hace espeso,
al futuro le da por esconderse
y la fortuna solo muestra la espalda.
Cada vez que uno pierde alguien sale ganando
y me alegro por ello, al menos alguien gana.
Al mismo tiempo que esto, bajo la misma estrella
afuera de mi puerta otro lado del mundo
sonríe con optimismo.
La brisa corre alegre por la calle
despeinando el cabello del que pasa,
la luna guiña un ojo a los enamorados
y dos grillos conversan de lo mismo de siempre.
Así que dejo aquí
mi drama envuelto en letras
y me salga a la calle a disfrutar la noche.
Si viene otro problema solicitando audiencia
anuncia que no estoy
y pide que regrese en horas de oficina.
Las penas, también tienen su horario.
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