Hay proyectos que nacen de una palabra: creer. En el camino, hay algunos que se estancan, otros que se terminan y, en nuestra experiencia, son pocos los que concluyen tal como fueron concebidos desde el principio. El caso de Nido de poesía es un caso atípico, debemos decirlo, porque pasó de ser una idea un poco utópica a materializarse en un año de publicaciones ininterrumpidas y, más aún, formatos que superaron nuestras propias expectativas. La idea surgió como un proyecto en el que invitaríamos a poetas por los que sentimos admiración a colaborar en El Tecolote y, si no se negaban, pues de ellos dependía esto, seguir hasta que los autores, el tiempo y el presupuesto nos dieran.
Un año ha pasado desde que nuestra primera generación aceptó formar parte de esta familia y hoy, con doce autores, cincuenta y cuatro semanas de poemas, poesía en video y una antología impresa en puerta, no tenemos otra palabra para ustedes que GRACIAS, sin dejar de hacerles saber que estamos más comprometidos que nunca con este Nido, pues es lo menos con lo que podríamos corresponder a su entrega, confianza y entusiasmo.
Asimismo, damos la bienvenida a la segunda generación, a la cual decidimos seleccionar de una manera completamente distinta que a la primera: sin conocerlos. Esta semana comienza de nuevo el ciclo del Nido y estamos seguros que será tan rico como el primero; para ello, el equipo del Tecolote junto con el de LibrObjeto llevó a cabo una concienzuda labor de selección de aquellos autores cuyas voces aún no son tan conocidas y que, a nuestro criterio, merecen ser impulsadas.
Enhorabuena para este Tecolote que no deja de crecer, que tanto nos ha dado y que no deja de darnos siempre la misma lección: nunca dejar de creer.