Tu desnudez

Desnudez que me reveló la soledad de tu alma, que se llenaba de calor al profanar tu cama.
Por Sor Filotea

Aunque sé que tu camino transita por el sendero donde se respira un halo de libertad, mis pasos infieren que rondar la frontera de tu espacio es una faena que desembocaría en una guerra perdida capaz de arrastrarme al pie de tu cama para palpar tu cuerpo, escrudiñándolo, hasta arrancar de él un gemido ahogado de placer.

Por eso, huir me ha quedado como último recurso porque es más digno replegarse que sucumbir ante tu desnudez que duerme en mis sábanas.

Desnudez que me reveló la soledad de tu alma, que se llenaba de calor al profanar tu cama.

Evitábamos el amor, reconociendo sus artimañas en un abrazo, en una sonrisa, en una frase. Lo reconocí en tus besos, en las caricias pausadas que ganaron terreno al desenfreno obsceno de las primeras semanas.

Te despedí de mi cotidianidad, pero no te desterré de mi vientre ni de mis entrañas.

Tu libertad es un bálsamo de emociones encontradas y tu desnudez estandarte de todas mis batallas que ondea implacable en el rincón más oscuro de mi alma.

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