Johan Cruyff pertenece a ese grupo de jugadores que marcan la historia del balompié. Su talento, visión, calidad y técnica, consolidaron su nombre en el cielo de las estrellas. Hoy el futbol internacional lo despide tras enterarse de su muerte. Hoy, su nombre, su figura, se consolida como leyenda.
Con 68 años ha fallecido tras perder el último partido de su vida frente al cáncer. La batalla inició el pasado 22 de octubre cuando Cruyff confirmaba que padecía cáncer de pulmón. El holandés marcó primero: “tengo la sensación de ir ganando 2-9 en la primera parte de un partido que aún no ha terminado, pero que estoy seguro de que acabaré ganando”. Pero no pudo más y está mañana se entregó al pitazo final.
Estandarte del futbol total, Cruyff entendía el futbol a partir de la calidad y la técnica, aspectos plasmados en los sitios donde jugó y dirigió. Ajax, Holanda y Barcelona, disfrutaron de su magia dentro y fuera del campo. El futbol mundial se deleitó con él. Sus tres Balones de Oro son muestra de ello.
Cruyff y la Naranja Mecánica
El holandés transitaba por el campo con la casaca 14 en su espalda, número extraño para una época donde el orden reinaba en el futbol. Pero así fue Cruyff, un revolucionario inconforme con el orden, característica que le permitió ser el estandarte del futbol total, aquella formación que convertía a cualquier jugador en un todo terreno.
Su punto más alto con los tulipanes se dio en el mundial de Alemania 1974, cuando maravillaron al mundo con su futbol y lograron llegar hasta la final. En aquella ocasión, el rival sería el local. El partido se caracterizó por la férrea marca teutona a Cruyff y las constantes fallas holandesas en el último cuarto del campo. Al final, el viejo adagio se cumplía: el futbol es un juego de 11 contra 11 que siempre gana Alemania.
Cruyff tendría que llegar al mundial de Argentina 1974 con madurez y el talento intacto para llevar al trofeo a su equipo. Sin embargo, sus posiciones políticas lo obligaron a no asistir, debido a la dictadura militar que gobernaba a la nación albiceleste. Su baja se sintió, pues Holanda nuevamente se quedó en la orilla del título.
La semilla del Barcelona
El Ajax disfrutaba de su brillo en el campo. Con Cruyff como estandarte, el conjunto holandés conquistó tres Copas de Europa consecutivas, nueve ligas y seis copas tulipanes. Sus actuaciones, éxitos y calidad lo pusieron en la órbita del Real Madrid, pero el jugador se negó a vestir la casaca blanca, su decisión era otra: Barcelona.
La afición culé se rindió a su nuevo ídolo, quien no los decepcionó en ningún momento. Sus goles, y técnica se convirtieron en un trofeo de liga durante la temporada 1973-1974, con ello se rompía la sequía de 14 años sin título para los blaugranas.
Su segundo trofeo llegaría en la temporada 1977-1978, cuando levantaría la Copa del Rey, en lo que fue su último torneo con la casaca blaugrana.
Pasarían 10 años para que Cruyff regresara al Camp Nou, pero lo haría como entrenador. El ahora técnico sabía la importancia de implantar una ideología que rigiera los destinos del club. Empeñado en ello, pasó dos temporadas complicadas. Nadie dijo que sembrar una semilla sería fácil.
Su primera liga como técnico blaugrana llegaría en 1991, de la mano de Hristo Stoitchkoc. La semilla comenzaba a germinar en la flor del Dream Team. Cruyff comandó un equipo de ensueño que se convirtió en semillero de técnicos de renombre internacional: Louis van Gaal, Frank Rijkaard, ‘Pep’ Guardiola, Ronald Koeman.
La temporada 1992 es una de las más recordadas por el suspenso que trajo consigo la obtención de título, pues la liga española fue conseguida en la última jornada del torneo, gracias a una derrota del Real Madrid. Pero, tal vez, el partido más recordado sea aquel donde obtuvieron la Copa de Europa ante la Sampdoria, con un golazo de Koeman.
Su partida no rompió su legado. El Barcelona del futuro se fundó sobre semillas de tulipán.
Adiós, maestro
Se alistó al cobro del penal. Miró al portero en espera de la señal arbitral. El pitazo llegó. Corrió con la cadencia que lo identificaba, pero no disparó al arco, sino tocó el balón para la llegada de su compañero, quien resolvió. Gol. Golazo de Barcelona. Golazo en honor a Johan Cruyff, el holandés pensante que revolucionó el futbol
actual.
Cruyff se ha ido, pero en la memoria colectiva queda su magia y aquel penal emulado por Messi hace apenas unos meses. El holandés se marcha para formar parte del once titular celestial, ahí donde los espera Alfredo Di Stéfano, Garrincha, Sócrates, Puskas, Zico, Lev Yashin, Enzo Francescoli y un largo y eterno etcétera.