El ofertón

El ofertón. Foto: Jan Vašek, Pixabay.
Por Dulce Chávez*

Apenas se vislumbraban las primeras pinceladas naranjas en el cielo cuando Selene salió de su casa para comprar el periodico. Al llegar al puesto, Don Beto ni siquiera había terminado de acomodar su mercancía pero al verla se apresuró, desató uno de los montones de periodico y le extendió uno, cuando Selene lo tuvo en las manos hasta lo sintió caliente, como recién horneado, lo olió, le gustaba ese aroma como a papel de tortilla y con la emoción de una niña al tener un juguete nuevo, buscó su nota.

“Tianguis de objetos robados, cada vez más populares” decía el encabezado y abajo estaba su nombre, le pareció la cosa más hermosa del mundo. Regresó extasiada de felicidad a su casa donde su abuelita la esperaba con una taza de chocolate caliente y una correa azul tejida por sus propias manos.

-Se la pones a tu cámara, mi niña, está resistente, es para que nunca te olvides de esta anciana.-Le dijo mientras la abrazaba con ese cariño que solo una abuela da. Selene se estremeció de la emoción pero se tenía que ir, debía llegar a tiempo al trabajo pues le iban a pagar su primer sueldo.

El día en la oficina transcurrió sin novedades así que cuando salió se sentía tan despreocupada que quiso caminar un rato por el centro, sus pasos se dirigieron hacia Madero; al llegar a la esquina vio el Sanborns de los azulejos y sin pensarselo dos veces entró en él, y con aquel que era su primer ingreso bien ganado se compró la cámara más lujosa que se podía permitir. La emoción que sentía se hizo evidente pues en cuanto se la entregaron la sacó de la caja, le puso unas pilas doble A, le ajustó su correa azul y se la colgó en el cuello dispuesta a estrenarla lo más pronto posible.

Dio apenas unos pasos entre la corriente de gente cuando una niña se le acercó a pedirle dinero, estaba tan solidaria que dejó su cámara en una banquita mientras buscaba un par de monedas para dárselas, la empujaron un par de veces miro al culpable y este le ofreció una rápida disculpa, ella se encogió de hombros y siguió buscando, pero en ese momento de distracción una mano ajena a la suya había tomado la cámara y desaparecía entre la multitud.

Cuando por fin encontró el dichoso dinero, se lo entregó a la pequeña y ya estaba a punto de irse cuando un escalofrío recorrió su cuerpo al notar la ausencia de la cámara, desesperada buscó por todos lados pero fue en vano, comenzó a maldecir y llena de “hubieras” regresó a casa, su abuela la vio triste, Selene le contó lo ocurrido. La anciana le prometió que mañana cuando regresara del trabajo, le tendría lista su comida favorita para que se olvidara de sus males.

Al día siguiente, Selene iba triste y desganada, caminaba tan lento que llegó tarde al trabajo; iba a comenzar a trabajar cuando se algo algo poseyó su computadora eliminando los archivos en los que estaba trabajando, exasperada fue a prepararse un café pero se le pasó de caliente y al probarlo se quemó y de paso manchó su blusa, todo le estaba saliendo mal y por si fuera poco el pronóstico del tiempo eran lluvias torrenciales… Así que cuando llegó a su casa y olió un buen pozole no pudo menos que dejar sus penas atrás y sonreírle a esa mujer bonachona que le daba siempre una razón para hacerlo.

-Siéntate mi niña.-Le dijo la anciana mientras le servía un platote bien lleno.

Platicaron un buen rato y Selene fue olvidando sus problemas, al verla más relajada su abuela le dijo.

-Cierra los ojos, te tengo una sorpresa.

Selene obedeció resignada y cuando los abrió no pudo menos que sorprenderse cuando ante ella aparecio una cámara igualita a la que había comprado, pero lo que más le llamó la atención fueron unos hilitos azules que tenía a los costados.

-Te la compré en el tianguis, mi niña, fue un ofertón, pero me dijeron que era de las buenas, ya no estes triste, las cosas pasan por algo.

Selene lo único que pudo hacer fue abrazar a su abuela, agradecerle y encogerse de hombros, total la compra ya estaba hecha.


* El ofertón es producto del Laboratorio de Cuento Breve, del primer ciclo de cursos de LibrObjeto Editorial.

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