Deseo recordar y volver a elevar el canto de las mujeres de mi estirpe,
que en un ensueño rememore el rezo
con el que la primera mujer de este linaje fue parida
y mi ser se nutra de la florida y sagrada lengua pronunciada en ese instante.
Que se acabe mi sordera y escuche el grito de mi entraña,
el galopar de los caballos que desde el norte trajeron
a la que después fue una anciana
con semillas y hojas pegadas en las sienes.
Que se acabe mi ceguera y que las memorias opacadas
por mi necedad de huérfana
se muestren palpitantes y me mojen como un río,
que sus aguas me arranquen el salitre, la amargura,
y sus grillos me vuelvan verde campo, coloreada mariposa,
olor de encino,
amarilla flor de cinco pétalos,
zumbador insecto de los montes.