Las aventuras, los viajes, los ciclos que uno inicia, suponen momentos de dicha y otros donde el vuelo suele ser bajo, poniendo en juego el aplomo de las personas. La pregunta es ¿parar, detenerse y abandonar el sueño o persistir en el anhelo aunque las circunstancias se tornen difíciles?
Sin ánimo de juzgar la capacidad de decisión de los individuos, en este proyecto creemos que lo esencial es seguir aunque las dificultades aumenten día a día y parezca que el horizonte está repleto de nubarrones grises.
Cuando iniciamos, lo hicimos con el firme propósito de aportar, desde nuestro campo de batalla, elementos para mejorar nuestro entorno y, en especial, la profesión-oficio que amamos: el periodismo. Queríamos ser parte de esa ola de renacimiento que muchos jóvenes estudiantes y egresados de comunicación han emprendido para revitalizar a la actividad que parece sumar más desprestigios y dolores que aciertos.
Así, entendimos que nos encontrábamos en el momento más preciso para hacerlo, que contábamos con la vitalidad, las ganas y el deseo por hacerlo. Sólo nos faltaban algunos “locos” que quisieran sumarse al barco y navegar.
Por esas casualidades de la vida los encontramos y comenzamos a navegar, a volar. Desplegamos las alas justo cuando el final terminaba. En uno de esos alardes de rebeldía, lo vimos como el comienzo de una nueva aventura. Tentamos al destino, sabia práctica de la juventud.
Durante este tiempo, las satisfacciones abundan más que las tristezas. Sin embargo, en el vuelo hemos perdido algunas plumas porque en esta vida nada, ni nadie tiene la etiqueta de eterno. A todos ellos, siempre les agradeceremos haber formado parte de esta tripulación de brazos extendidos por si, en algún momento, desean regresar.
Tanta reflexión no tendría sentido si no diera paso a una disculpa. Desde el inicio, prometimos que cada 15 de mes, usted, querido lector, tendría en su computadora la edición mensual del tecolote. Las palabras convertidas en compromisos están para cumplirse. Y si uno falla, lo que menos se espera es el reconocimiento de la falencia. Hoy, con una bruma de pena en el rostro, lo reconocemos.
Sin embargo, todo momento difícil representa una oportunidad de levantar el vuelo. Mayo tiene una particularidad muy especial, en 31 días reconoce a dos pilares de la vida de toda persona: la madre y las maestras y maestros. Además, este año, el final de mes nos pone en la antesala del fin de un proceso electoral: las elecciones para la renovación del congreso federal, algunos locales, así como de gubernaturas y ayuntamientos.
Ante esta situación, decidimos dedicar una semana, del 18 al 22, para hablar sobre las madres y profesoras y profesores, y otra, del 25 al 29, para debatir sobre las diferentes aristas del proceso electoral.
Invitamos están, queridos lectores, a leer, debatir y compartir lo que este espacio genera, pues son ustedes quienes dotan de vida a los contenidos que el tecolote y sus plumas crean.
Asimismo, reafirmamos nuestro compromiso con ustedes para trabajar, día con día, en ofrecerles lo mejor que nuestras plumas tienen.
Nuestros ojos, nuestras manos, nuestro compromiso, nuestro trabajo, nuestras alas, están hechos por y para la gente.