Sin mañana

Cierra los ojos, cuervo. No mires el cielo moreno de maguey.
Yo no sé domesticar la pupila.
Bebo de la rama para morir donde ardan las ganas
de ser los niños que fuimos,
tras las cortinas, bajo la cama y con los dedos.

Dedos de mezcal verde y sur,
la noria de la montaña eléctrica,
un carrusel vertical para mirar tan alto y tan bajo.

Esta ciudad, no te dije,
lleva las puertas en la espalda:
Hoyos de testigo colgante por las cuerdas de un arpa
con mensajes largos.

Porque lo dijimos con el cielo entrañable,
desollado,
y nos miramos la lengua
porque sí, porque nos íbamos a otra casa
con luz verde
a buscar el filo de lo hermoso que sepulta el grito,
esta mentira
del primer ojo.

Para nacer después
renuncio aquí, desde el tacto,
donde falta el agua.

Nos cogeremos con todas las manos
y abriremos la garganta
bajo la lluvia de listones negros.

El verde caerá en otro sitio
en dientes,
en líquido,
en ruinas.

Porque haremos del cuerpo
una casa para deshabitar,
para lamer la cal de los escombros:
la gota que escucho, la fosa común.

Porque vamos a otro sitio
en besos de mezcal
para arrancar la piel de la calle
y mirar, cada día, sin mañana.

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    By: Ingrid Valencia

    Ingrid Valencia (Ciudad de México, 1983) es autora de los libros de poemas La inacabable sombra, De Nebra, One Ticket, Taxidermia, Un círculo en otro sol, Oscúrame y Poemas. En 2016 obtuvo el II Premio Internacional “Pilar Fernández Labrador”, de Salamanca, España. Sus poemas se han traducido a más de diez idiomas.

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    Exilio
    No se camina solo
    Del río de las dos veces
    Latas

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