España dominaba el juego hasta que un iluminado Cristiano Ronaldo apareció en el campo, colocó la pelota par cobrar una falta y la colgó en el ángulo superior izquierdo de David de Gea.
Era el empate a tres, luego de 80 minutos de un partido intenso que tenía a dos figuras: Diego Costa por el lado español y sí, Ronaldo por el portugués.
Pero antes de la joya del capitán luso, la duda era si la partida de Julen Lopetegui, ahora entrenador del Real Madrid, afectaría a la máquina ibérica.
Las acciones de los primeros minutos parecía decir que sí. Ronaldo tomó la pelota. Enfiló al área grande, se quitó una primera marca de Nacho, el lateral español, y arrastró la pierna derecha para provocar un contacto…
Penal, dijo el árbitro que aparentemente no recibió una indicación contraria del asistente de video (VAR por sus siglas en inglés).
El resto fue el gol de Cristiano ante una lluvia de abucheos de los españoles presentes en el estadio de Sochi.
España resintió el golpe. Bajó la velocidad y abandonó la precisión y velocidad en el primer toque. Portugal tuvo el momento de asestar un gol más pero careció de la efectividad de Ronaldo.
Entonces apareció Diego Costa para hacer un gol impregnado con su marca: balonazo al aire. El nueve salta, forcejea con Pepe. Gana la pelota. Hace tres quiebres sobre la cintura del central portugués y la manda a guardar al fondo de las redes.
La pelota volvió a ser blanca. Isco estuvo cerca de marcar un gol, pero el poste lo evitó. Parecía que el segundo gol español llegaría pronto hasta que De Gea se equivocó.
Otra vez balón al aire, Guedes la baja, el rebote le queda a Cristiano, quien remata al arco. De Gea intenta contener, falla, es gol, el segundo de Portugal y de su figura.
Para el segundo lapso, España dominó el encuentro. Costa mostró su fuerza y marcó el segundo de cabeza. Nacho conectó la pelota de volea y anotó el tercer gol que parecía definitivo.
Entonces, una falta dio la oportunidad de oro a una Portugal difusa. La pelota era de Cristiano. La acomodó y le pegó de tal forma que De Gea sólo observó cómo se mecía en las redes.
El partido no tuvo para más. Un empate amargo para una España con aspiraciones de título, y un punto para una Portugal que se soporta en lo que Cristiano haga.