¿México sin Mexicanos? (Parte 1 de 2)

Por Alejando ‘Koleano’ Malvaez

Bandera_luto
De luto. Imagen: Animal Político.

 

Querido lector:

Este tema podrá parecerte un poco extraño ya que habla de un país bastante complejo para desconocidos. ¡Bueno, también para los propios! Y no empecemos a cuestionar lo que es mexicano, ni ellos se ponen de acuerdo. Tienen un ganador del impresionante “Premio Nobel de Literatura” que reflexiona sobre el mexicano y la mexicanidad, pero ¿¡ese libro es un plagio!?, ¿¡era un vendido!?, ¿¡era del PRI!?, ¿¡‘Telerisa’ le compró el premionovel!?, ¿ya entramos en materia sobre la crítica al que tiene o logra o es o se aventura, más que ellos? ¡No! Espera, ya habrá tiempo de pensar en eso.

 

Debo de aclarar que la menor de mis intenciones es caer en “lugares comunes”. Tampoco pretendo hacer “unánalisisacríticosustentadoycoherente”, eso no es lo que quiero. Por ahora, no tengo las herramientas. Esto es más bien una invitación a romper el hielo, para ponerle al tequila refresco de toronja y pensar tendidamente esta situación.

 

Aprovechando las cercanía a una de las fechas más celebradas del país, el festejo por el día de su independencia de la Monarquía Española el quin… , espera es dieci… ¿es cuando empieza o cuando termina? Ya sea por que el ex presidente (malo, malvado, casi casi el diablo) Don Porfirio Díaz decidió recorrerlo un día (quince) para que el festejo iniciara el día de su cumpleaños o si ya se festejaba así desde antes de que el naciera, masomenos desde que Maximiliano andaba por acá, es que a esos mexicanos desde antaño les encanta la fiesta y querían empezar el quince y terminarlo rosando el diecisiete. Les digo, ni ellos se ponen diacuerdo.

 

Bueno para no hacerla cansada el día quince de septiembre de cada año la gente festeja en plazas, cantinas, casas, donde caiga. Aquel grito que dio inicio a la lucha por la independencia de México, nos hizo constituirnos como una nación completamente nueva. En la actualidad, el mexicano tiene claro que él no es de otro lado, es por derecho hijo de una patria que da identidad, un idioma, un respaldo histórico que define nuestra conformación social. ¡Viva México, hijos de la chingada!

 

Con ese grito… nos afirmamos y afirmamos a nuestra patria, frente, contra y a pesar de los demás ¿Y quiénes son los demás? Los demás son los hijos de la chingada: los extranjeros, los malos mexicanos, nuestros enemigos, nuestros rivales. En todo caso “los otros”. Esto es, todos aquellos que no son los que nosotros somos. Y esos otros no se definen sino en cuanto hijos de una madre tan indeterminada y vaga como ellos mismos.

 

Nosotros somos mexicanos (no te hagas, todo el tiempo supiste que ese “eran” quería decir “somos”) y los demás son los “otros” pero hoy en día ¿podemos decir que realmente existe un “otros”?, ¿realmente existe el mexicano? Más allá de las definiciones jurídicas que validan a una persona con la nacionalidad, tenemos el problema añejo de la homogeneidad que resulta decir “lo mexicano”, saltando la característica de las regiones con todas sus contradicciones y particular conformación socio histórica. Hasta hace un par de décadas gozábamos de la construcción identitaria heredada del periodo post revolucionario. Esa que el señor Paz tanto elogiaba, donde existe una recuperación de la historia propia, otorgándole una característica de sagradas en los niveles de la alta cultura.

 

Existe esa parte pero también la otra cara de la moneda. La búsqueda por integrar una sola identidad como mexicanos, a través de una industria de contenidos que aún recordamos porque pertenecen, al igual que la historia oficial impartida por la Secretaría de Educación Pública, a la construcción de lo que es ser Mexicano. La producción de historias, películas y programas televisivos que reforzaban la imagen de un país y su identidad.

 

¿Es necesario enumerar los elementos que todos reconocemos como parte de la identidad nacional? ¡No te hagas! A pesar de ser ya los norteamericanos nacidos en México (según el buen Carlos Monsiváis) todos vimos películas mexicanas de la época dorada, sabemos las fechas y la historia de los “actos heroicos”, nos encanta el chile y los “antojitos”, entre otras cosas…

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1 Comments

  1. says: Paola Velázquez

    Me parece muy atinado el análisis, es un reality check como dirían los gringos.
    Un año como todos sabemos tiene 365 días, curioso, pero más curioso es que sólo en dos o tres de estos días nos acordemos o nos recuerden que somos mexicanos.
    Ya sea en la noche del 15 de septiembre o en la del 20 de noviembre, en esos dos días en particular, sí somos mexicanos. podría contar el 12 de diciembre, pero ese día dejamos de ser mexicanos o lo qué creamos que somos, para ser fervientes guadalupanos.
    así es esto de la “Identidad”

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