I*
Somos seres de noche
envueltos en un manto de lluvia,
para jugar entre las estrellas y ocultarnos
al inventar los días que nunca existieron
y crear historias bajo el plenilunio,
mientras deshacemos el tiempo entre nuestros dedos
y el color de los astros;
el mismo que se nos graba en la piel.
II
Pequeños terremotos que estremecen
mundos inexistentes:
donde se abrazan los cuerpos,
se abrasa la vida.
Las pieles se funden en un ir y venir sin sentido.
En huracanes formados con los dedos,
las manos de los dioses
sin tierra
juegan a crear su destino.
III
La oscuridad nos une.
Miramos un cielo abandonado
que se abre
ante nuestros ojos.
Somos sombras entrelazadas: estamos fundidos.
Al final
las tinieblas siguen siendo tinieblas.
Más #NidoDePoesía: Páramo de leñas
*Este poema se publicó con anterioridad en Primera Página Revista, como parte de la compilación Inventar la noche.