TecoReseña (20/09/2022).- Los abuelos, esos viejitos que son cómplices de los nietos y muchas veces, los “padres” detrás de ellos, son parte de Rescatando a la abuela, historia que tiene a un perro y a un niño por protagonistas.
Y no, no estamos hablando de Coco, Miguel y su perro Dante, sino de una obra de teatro que apachurra el corazón de aquellos afortunados que vieron a sus abuelitos con amor y que debieron lidiar con el duelo de no volver a verlos.
Alex y su abuelita son simplemente inseparables. Él escucha sus historias atento, en particular las del circo donde ella se enamoró perdidamente de su abuelo. Hasta Milton, su perro, se queda quieto al escuchar la tierna voz de la abuelita.
Pero las cosas cambiarán para siempre tras la partida de la abuela, pues para Alex es imposible entender por qué se ha ido, en dónde está, por qué él no puede ir.
El fallecimiento de la abuela es el punto de inflexión para Alex, quien considera que la muerte es injusta, que debe haber alguna forma de cambiar las cosas tal y como en aquellos viejos cuentos que llegó a escuchar donde guerreros valientes de Japón pueden desafiarla y estar con la persona amada.
Así es como él y su perrito Milton inician una travesía al inframundo que, según entiende, está en una cueva del Ajusco. Es en ese lugar donde el pequeño buscará retar a la muerte a duelo, pero antes, tendrá que enfrentar todos sus miedos.
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Dirigida por Julio César Mejía, esta obra es la mezcla necesaria entre el entretenimiento de los chicos y la reflexión de los grandes, en especial aquellos que han perdido a sus ancestros.
Priscila Rosado, Lorena Rodríguez, Estefanía Ramírez y Julio Ilhuicatl crean una atmósfera muy interesante que nos traslada a un mundo genuino, donde el realismo mágico y la realidad mexicana conviven a través de las mariposas, la partida de quienes amamos y, por qué no, la aventura.
Si bien el equipo de “Hoy voy al teatro” hacen malabares para presentar cada obra, la realidad es que Martín Quetzal y Alondra Cuadrilla respaldan un trabajo sensacional, profesional, modesto pero comprometido.
Su segunda temporada –que ocurrió entre junio y julio de este año– fue una muestra de que se pueden contar historias cercanas a la gente capaces de conmoverlas hasta el llanto.
Sin duda “Rescatando a la abuela” es un viaje sensacional que nos permite hacer conciencia sobre aquellas persons cercanas a nuestra vida pero que en algún momento tendrán que partir.
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