A veces ella se siente muy triste, Another Day de Paul McCartney & Wings

Nos reuníamos los viejos e inseparables amigos -como lo hemos hecho desde hace ya siete años, incluso más-; la noche corría a ritmo de los artistas pop anglosajones que nos dieron un motivo o pretexto para hablarnos en los salones de aquella escuela secundaria, mientras los vasos no dejaban de llenarse con diversas bebidas.

Somos jóvenes, por lo tanto no estamos exentos de las bondades tecnológicas de nuestra generación; del teléfono celular de Yahir comenzó a reproducirse una playlist titulada “Laura Sad”, cuyo juego de palabras, está de más explicarlo, equivale a “la hora triste”. Él me dice que la canción que iniciaría me gustaría:

Every day she takes a morning bath, she wets her hair,
Wraps a towel around her as she´s heading for the bedroom chair,
It´s just another day…

Di un sorbo a lo que seguramente era un licor sin ningún acompañamiento para aligerarlo. Me sorprendí por dos razones: la primera, al pensar que era una composición que muy poca gente conocía; la segunda, porque era un tema que había rescatado tiempo atrás y su contenido me trasladaba a un pasado reciente: mis últimos días con ella.

So sad, so sad, sometimes she feels so sad,
Alone in her apartment she´d dwell till the man of her dreams come to break the spell,
Ah, stay, don´t stand her up,
And he comes and he stays but he leaves the next day,
So sad, sometimes she feels so sad…

La cantamos, al menos yo estaba condenado por saberme la letra. Fue un breve viaje a su pequeño apartamento al oriente de la ciudad, en donde entraba en la noche para salir horas después, temprano, porque las obligaciones apremiaban. Sin mucho qué decir por las tardes, con mensajes de texto que no llevaban a otro lado más que a esas cuatro paredes, esos muros que fueron testigos inertes de dos personas que, juntas, eran más carentes de vida.

Cuando desperté del ligero letargo, el trago ya no estaba ahí. Solo estaba yo, acompañado de mis eternos camaradas. Pasaron diez o más minutos para que todos conocieran la historia detrás de la canción de Paul y Linda. Servimos más whisky.

Al final, por lo que mi mente alcanza a recordar, terminamos la velada abrazados y entonando al unísono With A Little Help From My Friends en la melosa voz de Ringo. La luz de la mañana entraba por los ventanales de la casa; en efecto, todo me indicaba que era otro día…

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