El ‘Rey’, José Alfredo Jiménez

 

Lo llaman el Rey. Se ganó el mote a tope por la sencillez y claridad de sus canciones. Por ello, en la actualidad, es uno de los cantantes más escuchados y recordados de México, del Guanajuato al que siempre le cantó. Es José Alfredo Jiménez, el “Hijo del pueblo” que conquistó miles de corazones y puso música a cientos de decepciones.

Era el 19 de enero de 1926 cuando Dolores Hidalgo, Guanajuato, vio nacer a José Alfredo Jiménez. Desde joven mostró talento para la música, por ello, a los 14 años comenzó a participar en los festivales escolares.

El tiempo y la pérdida de su padre lo llevó a cambiar de horizontes, entonces, la Ciudad de México se erigió como el destino elegido. Al llegar, junto a su tía Refugio Sandoval, tuvo que enfrentarse a las dificultades económicas, por lo cual comenzó a laborar como mesero en el restaurante La sierra.

Multifacético, además de su talento musical, José Alfredo se embarcó en el mundo del futbol como portero del Oviedo. Más tarde pasó al Marte, escuadra que por aquella época jugaba en primera división y donde disputó la titularidad del arco con Antonio ‘La Tota’ Carbajal, el jugador mexicano que más mundiales ha disputado: 5.

Prolífico en sus composiciones, en 1947 intentó que las estrellas de la XEW interpretarán sus canciones. Sin embargo, fue hasta 1950 cuando Andrés Huesca y sus Costeños tomaron “Yo”, momento en el cual iniciaría una carrera plagada de éxitos.

La magia de sus letras y la potencia de la voz, eran complementadas por el talento de Rubén Fuentes, el personaje que convertía los silbidos de Jiménez en melodías, gracias a sus arreglos musicales. Así, la gente que escuchaba –y escucha- aquellas canciones se identificaba con ellas, al punto de hacerlas suyas.

El éxito se materializó cuando los grandes intérpretes de la época, como Pedro Infante, Jorge Negrete, Lola Beltrán, Pedro Vargas y Miguel Aceves, hicieron suyas las canciones de José Alfredo. Entonces, poco a poco el muchacho tímido e introvertido se transformó en una persona platicadora y dicharachera.

Tiempo después, los escenarios del cine se le abrieron. En la pantalla grande protagonizó Martín Corona (1950), Póquer de ases (1952), Guitarras de medianoche (1952) y La feria de San Marcos (1957).

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Vivía enamorado de las mujeres.

Las Musas del Rey

Las mujeres fueron tema constante de sus composiciones, ya que José Alfredo siempre tuvo el corazón enamorado. Nunca le faltaba una musa en el horizonte. Gracias a ellas y a las vivencias de amores vividos y frustrados, pudo crear su vasta obra musical.

Gran parte de sus canciones están dedicadas a su musa mayor: Paloma Gálvez, su primera esposa.

La conoció cuando ambos tenían 21 años, en el estudio de grabación donde él iba hacer pruebas con su trío “Los Rebeldes”. Poco a poco, ella le curó las heridas de amores inconclusos y se convirtió en la dueña de sus palabras.

Entonces, José Alfredo escribió y cantó Paloma querida, donde sintetizó lo que aquella mujer veracruzana significaba en su vida “…La luz de tus ojos divinos cambiaron mi suerte por dicha y placer… Desde entonces, Paloma querida, mi pecho ha cambiado por un palomar.”

Al llegar 1952 decidieron casarse; al poco tiempo nacieron sus dos hijos: Paloma y Alfredo. La felicidad hogareña se vio cortada por la fama y el movido corazón del guanajuatense.

Con María de Jesús, hija del comediante Manuel Medel, tuvo tres hijos más. La última mujer que conquistó su vida fue Alicia Juárez, una cantante ranchera de 16 años. Tras el enamoramiento, decidió casarse con ella.

El Rey suelta la rienda

Una mala noticia ensombreció la vida de José Alfredo, en 1968 le habían detectado cirrosis a causa de su adicción al alcohol. Tras dicho episodio, recuperó un poco su salud, pero algo no cuadraba, no era su vida.

El desenlace de esta historia llegó un 23 de noviembre de 1973. El Rey soltó la rienda del mundo, a causa de la cirrosis hepática. La noticia causó revuelo y tristeza, el “Hijo del pueblo” se había marchado.

Las desventuras amorosas se quedaron sin uno de sus mejores pregones. Pero el recuerdo queda. Porque aunque “El Rey” haya soltado la rienda, siempre habrá momento para recordarlo mientras tomamos “El último trago”.

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La tumba del Rey, en su natal Dolores Hidalgo, Guanajuato.

 

Te dejamos algunas de las canciones más representativas del Rey, José Alfredo Jiménez:

El Rey:

Ella:

La media vuelta:

Te solté la rienda:

Que te vaya bonito:

Serenata huasteca:

Se va diciembre:

¿Cuáles más incluirías?

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