Por: César Soto Morales
La visita de Francisco a la Ciudad de México, Ecatepec, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Morelia y Ciudad Juárez, fue muy significativa ya que son focos rojos del país, cada uno de ellos ha sido noticia de corrupción y violencia. Francisco ha ido justo donde la sociedad está más dañada, maltratada, olvidada.
Muchos le exigen que hable sobre Ayotzinapa, sobre los feminicidios, sobre los pederastas; pero Francisco no lo hace, Francisco habla de la raíz del problema: los privilegios, la riqueza mal habida, los malos gobernantes. El gobierno de Peña trata de darle un manejo mediático a las declaraciones del papa, pero el sol no se puede tapar con un dedo, los mexicanos tenemos sed de justicia y la visita de este personaje con un discurso cercano a la gente parece llevar el sentir de la población y parece, sólo parece, aportar un poco para lograr una solución al desastre causado por el modelo neoliberal instaurado por el PRI, continuado por el PAN, y solapado por el PRD.
Sin embargo, no es suficiente Francisco. El discurso por sí mismo no ayudara a revivir a los miles de muertos, ni concederá paz a las familias que ya no tienen a sus seres queridos, quienes víctimas de la pobreza, la falta de oportunidades y la carencia de servicios básicos, fueron arrastrados a la delincuencia o a la guerrilla.
Mientras tanto, el Estado mexicano continúa con el plan privatizador, que todo lo considera mercancía, que todo lo vende, que todo lo desprecia menos el dinero, que es su verdadero Dios.
Ni Televisa ni TV Azteca ni CNN podrán tapar la realidad, no podrán detener a este pueblo que ya está en rebeldía y que ya no cree en el discurso de esperanza que paraliza.
Que te vaya bien Francisco, aquí nos quedamos los mexicanos, con el mismo gobierno esclavo del dinero, con nuestros muertos y nuestro sufrimiento. Tu visita ha servido de mucho para mostrar al mundo la clase de gobernantes que tenemos.