Nadie lo creía. La noticia parecía uno de los tantos rumores que suelen atizar la chimenea del futbol mexicano. Si bien su nombre figuraba como uno de los candidatos, muchas voces recordaban aquella declaración donde señaló que prefería ser barrendero a técnico nacional. El no tampoco es eterno. Ricardo ‘Tuca’ Ferretti por fin aceptaba, de manera interina, el cargo que tantas veces denostó.
Esta tarde, en conferencia de prensa ofrecida en las instalaciones de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), se presentó a quien llevará las riendas del cuadro tricolor por cuatro partidos (uno de ellos frente a Estados Unidos donde se disputarán el pase a la Copa Confederaciones de Rusia) hasta que se designe a un nuevo estratega.
Rio de Janeiro, Brasil, lo vio nacer en 1954 y México lo arropó desde su llegada, en 1977, al Atlas. Con la ‘Academia’ descendió de categoría, a pesar de haber convertido nueve goles durante su estancia en el equipo jalisciense. Entonces Miguel Mejía Barón (quien también se sumará a la aventura tricolor) lo rescató, llevándolo a Pumas. Con la casaca azul y oro se vestiría de gloria al ganarle una final al poderoso Cruz Azul de la década de 1970.
Tiempo después y tras perder una final polémica frente a América, se despediría del cuadro auriazul para vestir la camiseta de Monterrey y Toluca. Con los diablos ganaría la Copa México, en 1989, y un año después anunciaría su retiro para integrarse al cuerpo técnico de Mejía Barón.
Sin embargo, la vida está repleta de sorpresas y las canchas disfrutarían nuevamente del cañón y talento en medio campo del ‘Tuca’. Lo que Ferretti no sabía era que el destino le aguardaba una de aquellas tardes mágicas que convierten a determinados jugadores en inmortales.
Aquel 1991 marcaría el parteaguas en la carrera del brasileño en México. Pumas disputaba una final más frente a América. Era la revancha de lo acontecido en la cancha de la Corregidora donde los universitarios se sintieron robados por parte del árbitro central del partido.
El momento de la venganza había llegado y ‘Tuca’ lo sabía. Corría el minuto seis del primer tiempo cuando el brasileño había sido derribado por un defensa azulcrema. Eduardo Brizio, árbitro del cotejo, pitó para señalar la falta. Para el cobro sólo había dos candidatos: Ferretti o Alberto García Aspe, ambos con un cañón en las respectivas piernas.
El brasileño se enfiló al balón y descargó toda la potencia de su pierna derecha en el esférico. Adrián Chávez, entonces portero americanista, no pudo hacer nada, mas que ver cómo el balón se anidaba en el ángulo superior izquierdo. A la postre, el ‘tucazo’ le daba a Pumas su tercer título y Ferretti su consolidación como figura universitaria.
Tras aquella tarde mágica, colgaría los botines para dedicarse a otra faceta del juego: entrenador. No existía mejor club para comenzar su aventura que Pumas, equipo con el cual estuvo hasta 1996, año en el cual se integraría a las Chivas. En Guadalajara, Ferretti rompería la sequía de 10 años sin título del ‘Rebaño Sagrado’, además de conseguir su primer trofeo como estratega.
En el 2000, Tigres sería su nuevo club, hasta que en 2003 Toluca sería su casa. Tras dos años, en 2005 se haría cargo de las riendas de Morelia, para volver a la sultana del norte en 2006. Sin embargo, la capital lo recibiría seis meses después y Ciudad Universitaria volvería a ser su casa.
Fue con Pumas donde conquistó su segundo título de entrenador en 2009, pero tras cuatro años al frente de los auriazules, en 2010, regresó al Volcán para su tercera etapa con el cuadro de la sultana del norte.
Al mando de los Tigres conquistó su tercer título de liga, en 2011, y en 2014 la Copa MX. Recientemente disputó la final de la Copa Libertadores donde sucumbió frente a River Plate.
Ferretti sonríe, posa con la chamarra de la selección que lleva sus iniciales en el pecho. Luce tranquilo y confiado, sabe que la misión no será sencilla, pero que tiene la experiencia y calidad para cumplir con sus objetivos y dejar un grato sabor en la boca de los aficionados tricolores.