Mamá estaba muy emocionada, pues por fin iría a ver a Los Temerarios, su grupo favorito. Se alistó desde temprano y ya solo esperaba que quien la iba a acompañar, llegara.
Sin embargo, no pasó.
A mamá le cambió la cara de un segundo a otro y creo que de ahí saqué esa mueca torcida en la boca, los ojos cristalinos y el suspiro que saco cada que siento, como ella en ese momento, la decepción.
No se lo dije porque pues siempre fui muy callado, pero ese día me prometí llevarla un día a verlos y, de alguna forma, saldar esa deuda que la vida tenía con ella.
Y es que mamá la ha pasado difícil varios años. Esos momentos apagaron el brillo de sus ojos, ese que regresa cuando está contenta, como en su cumpleaños más reciente o como cuando la llevamos a comer.
Cuando Los Temerarios anunciaron su gira final, mamá estaba muy emocionada. Recuerdo que vi el anuncio y mi mente luego luego pensó cómo hacerle para llevarla. La venta inició y aún no los comprábamos, hasta que un jueves, un día de oficina, mi hermano me llamó para decirme que mi papá nos los iba a comprar.
Y ni modo de decir que no, ¿verdad? Así que compramos tres boletos. Uno para Claudia, otro para mi hermano y uno más para mí.
Ese concierto fue especial, pues fue el primero del año, mamá cantó como nunca la había escuchado y disfrutó como si con ello una parte de ese pasado sanara.
Con el paso de los años, me llegan destellos de la infancia, de esos días en que mamá ponía su disco de éxitos de Los Temerarios en el estéreo y con esa música hacíamos el quehacer.
Los sábados eran así, días de quehacer en casa y música de Los Temerarios. También, recordé que a mamá le gustaba Adolfo Ángel. Supongo que ese cabello largo, bigote y barba bien recortados y esa voz particularmente suave, tenían su encanto.
He de confesar que en esa época, Los Temerarios no me gustaban tanto, pero con el tiempo les empecé a agarrar gusto.Aún recuerdo cómo en la Arena CDMX cantamos Sí quiero volver, Cómo te recuerdo, Te quiero y Tu último canción.
Me sorprendió saberme tantos de sus temas, y a la vez también me alegró, porque quiere decir que cuando la vida se me empiece a agotar de manera más rápida y solo quede refugiarse en los recuerdos, podré volver a aquellas tardes de sábado de quehacer y a las veces que, con mamá, cantamos las de Los Temerarios en sus conciertos finales.
Mamá cumple años en diciembre. Y Los Temerarios anunciaron fecha en diciembre. Eran demasiadas coincidencias como para no llevarla y saldar la promesa que le hice aquella noche que su suspiro fue de decepción.
Así que, hoy estaremos ahí. Volveremos a cantar como si en esos minutos se nos fuera la vida y seremos felices, pues, ¿qué la vida no es coleccionar momentos alegres para traerlos a la memoria cuando la tristeza y el dolor nos invadan?
Y si, mamá está emocionada por ver a Los Temerarios hoy.