Sobre el reportaje publicado por Aristegui Noticias con respecto a la tesis de Enrique Peña Nieto, trataré de ser crítico:
La crisis en cuanto a la creación de investigaciones realizadas por alumnos de universidades públicas y privadas, no es nueva y sí muy profunda. Facultades como mi amada y HHH Facultad de Ciencias Políticas y Sociales ha ‘promovido’, a través de recursos como los diplomados y la titulación por promedio, que los alumnos dejen de hacer tesis, entre otras cosas, porque el índice de titulados era bajísimo.
Simplemente habría que echarnos un clavado a las cifras de la UNAM donde se reportó en 2015 que hubo 23 mil 12 titulados de licenciatura en 2015, de los cuales, el 65 por ciento fue a través de opciones distintas a la tradicional tesis o tesina y examen profesional. Más alarmante aún el reporte dado por la OCDE en 2010 donde ubicaba a México en el cuarto lugar de países con menos estudiantes de educación superior sin título.
Pero volviendo a las nuevas formas de titulación; sí, en buena medida se aplican porque las investigaciones eran unos verdaderos bodriazos y muchas de ellas eran unos copiaderos (seguro los sigue habiendo y lo siguen siendo) de otras investigaciones y libros, donde los alumnos mostraban sus enormes vacíos académicos porque ni siquiera sabían citar y sólo se limitaban a escribir monografías mal redactadas e incoherentes sin tener una propuesta real de investigación.
El problema, lectores queridos, radica en que la academia no ha sabido fomentar el gusto por la investigación y muchas veces los profesores (no todos) se hacen de la vista gorda al momento de firmar los votos sin antes revisar los trabajos. Esto provoca que la calidad de los trabajos (escasos de por sí) sea muy poca y de resultado como lo expuesto por el equipo de investigación de Carmen Aristegui.
A todas luces es cuestionable que el Presidente de un país no haya sido capaz siquiera de hacer bien una cita en su tesis (lo digo porque hace tiempo la revise con unos amigos para una publicación), pero seamos honestos, cuántas tesis, tesinas, reportajes, de licenciatura a doctorado no hacen lo mismo A DIARIO.
No lo exculpo de nada, pero creo que el rigor debe ser para todos los que en determinado momento han vuelto propias ideas de terceros.
Conclusión:
- Habría que fomentar desde la escuela el gusto por la investigación, que dicho sea de paso, se tendría que repensar el modelo educativo, no sólo con evaluaciones punitivas, sino como un tema de complejidad mayúscula donde se entiendan las necesidades de la sociedad y las aptitudes de los nuevos cuadros de profesionales.
- Tener un mayor rigor al momento de las respectivas revisiones y legislar sobre el robo intelectual, pues hasta donde sé (abogados, corríjanme si estoy equivocado) eso no constituye un delito penal.
- Si por casos tan importantes como la “Casa blanca”, las relaciones con OHL, las malas decisiones tomadas desde la Presidencia entorno a temas de seguridad nacional, social y políticas económicas no ha pasado nada, créanme, por una tesis menos.
Criticable, por supuesto, pero improcedente, definitivamente.