Quizá fue una plática por WhatsApp, o una de las últimas veces que los horarios de adultos nos permitían coincidir para platicar, de frente. Pero ahí nació. Cinco años. Qué rápido se dice. Qué satisfactorio ha sido.
Diana nos dijo que tenía una idea, buscar poetas y publicarlos en una sección. Poco a poquito delineamos los pasos, le buscamos el nombre y le fuimos dando identidad a Nido de Poesía.
Y ya pasaron cinco años.
Tiempo después surgió la idea de grabar a los poetas. Aldo lo ideó y comenzó a ejecutarlo. Y el nido ya tenía una ramita más.
Después llegó el libro, de la mano y el maravilloso apoyo de LibrObjeto Editorial, y el segundo gran paso: buscar voces nuevas, lanzar una convocatoria y esperar propuestas. Y llegaron. Y ahora tenemos una segunda una tercera, cuarta y quinta generación.
Y ahora han pasado cinco años. Y la emoción vuelve cada que recordamos las presentaciones, el Palacio de Minería, las posadas, la emoción y nerviosos de saberse parte de una nueva familia, de un nido que se ha fortalecido con amor, letras, talento y poetas, muchos poetas.
Y es que este nido y el vuelo de este pequeño tecolotito no habría sido posible sin el esfuerzo, apoyo y dedicación de Diana, de Rafa, de Adriana, José, Aldo, Jazmín, Alejandro, Alisson, Alejandra, Miriam, Gio, Jesús, Ernesto, Selene, Daniela y cada poeta de las cinco generaciones que componen Nido de Poesía.
A ellas y ellos, gracias por ayudarnos a hacer realidad este nido, por hacernos volar con su poesía, por darnos la fuerza cuando pensábamos que todo terminaría, por estar y ser parte de esta familia de Nido de Poesía.
Y apenas han pasado cinco años.