Leer Desde los zulos

Desde los zulos
Desde los zulos. Imagen: Especial.

Hace algunas semanas terminé de leer el más reciente libro de Dahlia de la Cerda: Desde los zulos, un ensayo poderosísimo y lleno de cuestionamientos que estoy segura quedará como referencia de muchas problemáticas de nuestra época. Dahlia es, sin duda alguna, una de las ensayistas más inteligentes y originales de este siglo. Y además de inteligente es estudiada, no habla al tanteo, profundiza y teoriza, ha vivido lo suficiente y ha logrado extraer conocimiento complejo de sus vivencias y lo ha puesto en el papel de una manera vivaz y auténtica, con una escritura relajada, coloquial (quizá demasiado) y muy muy directa.

Creo que vale mucho la pena conocer sus ideas y Desde los zulos es el camino ideal, pues cruza lo autobiográfico con lo teórico, lo ensayístico formal con el lenguaje “de barrio”; todo esto a través de temas punzantes e incómodos ante los que no teme tomar una postura, entre ellos: el aborto, la sororidad (y la hipocresía de ésta), las luchas sociales (por qué y para qué), las diversas esquinas que tiene el feminismo, el clasismo y racismo que atraviesan la sociedad, la desigualdad, los privilegios, la condición femenina en un mundo que está regido por el patriarcado (y el cuestionamiento mordaz hacia este patriarcado).

Una de sus virtudes más notables está en su capacidad argumentativa y en la forma que va construyendo ideas con bases sólidas y sin flaqueo. No tiene miedo de decir lo que piensa, así como le viene, porque sabe que su línea argumentativa es capaz de sostenerse sin problemas. Dice lo que dice porque lo sabe al 100%. Tal vez el lector no esté de acuerdo con todo, pero la chava tiene tantos argumentos y los enuncia de una forma tan sólida inteligente que no se siente en ella falsedad o ignorancia; entonces el lector acepta y hasta se dispone a aprender. Con este talento podría escribir casi cualquier cosa y atrapar, sin embargo, no dice las cosas por decir, y al mismo tiempo no pretende tener contento a nadie. Sus enunciaciones no son por quedar bien y tampoco por armarla de pedo (como diría ella) de gratis y que (también como diría ella) que soporten. 

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Hay un detalle muy importante que a muchos les hace corto circuito, éste es su, digamos, soltura léxica. Sí es muy malhablada y altisonante; de pronto está teorizando profundamente un postulado feminista y cierra su idea con que “está de la verga”; también incorpora maravillosamente términos o expresiones del habla cotidiana, como cuando se dice a sí misma “inventada” o cuando cuenta una anécdota contradictoria y cierra con: “Quedé”. Y cada que el contexto y el tema lo permiten habla como si un compa estuviera contando cualquier anécdota intrascendente: que si “al chile” que si “pendejos”, etc. Y finalmente sí, es altanera y ruidosa, ruda y directa, pero no se le olvida la humildad ni la autocrítica ni la autorreflexión. Tampoco es compasiva consigo misma ni con su tragedia personal, jamás es dramática.

Leer a Dahlia me enseñó muchas cosas que yo ignoraba del feminismo y me hizo poner atención en escritoras, activistas y teóricas que no estaban en mi radar. Me enseñó a entender un montón de sesgos y maneras en que el feminismo está bien malinterpretado y que es un movimiento con agendas bien complejas con un montón de vericuetos. Leer a Dahlia me hizo pensar en muchísimas cosas y eso, la reflexión, la duda, el querer cuestionar desde otros puntos y perspectivas me parece una de las más grandes aportaciones de este libro.

Por dar unos ejemplos: cuando habla de lo problemático e inútil que es el paro de mujeres un día después de la marcha, ¿quién para? ¿por qué? ¿de qué sirve? ¿sirve en absoluto? Igual es muy importante cuando habla del activismo proaborto y se da cuenta de que no todas las mujeres quieren abortar, aunque sean adolescentes, porque en sus barrios se privilegia la vida sobre todas las cosas y no consideran que un aborto sea lo que necesitan. O cuando pone sobre la mesa lo contradictorio que resulta a veces la sororidad o cuántas máscaras tiene ésta pues no es lo mismo salir con una pancarta que estar tal cual al lado de quienes están siendo violentadas, aprender más sobre derechos humanos, sobre amparos legales, sobre cuáles son sus necesidades reales.

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Creo que ya quedó claro que hay muchas cosas fundamentales que saca a la luz sin temor a nada. Sin embargo, hay un detalle que me preocupa un poco del fenómeno en que se está convirtiendo. Creo que por más brillante (porque lo es, mucho, 100%) que sea el capítulo que abre el libro, es un texto que ya se conoció pues formó parte de Tsunami 2. También creo que no es necesario incluir un pedazo de uno de los cuentos que ya está en Perras de reserva. Estoy casi segura de que algo de los demás ensayos ya también lo publicó en números de la revista Reporte SP. Tal vez esto responde a una decisión editorial, en el afán de juntar en un solo lugar los textos que en conjunto resuenan y forman un libro que funciona como un todo. Y por este lado está bien. Mi preocupación no va tanto por ahí, sino porque siento que en muchas ocasiones Dahlia está volviendo demasiado sobre los mismos asuntos y comienza a correr el riesgo de repetirse. Me temo que tal vez ya queda poco que no nos ha dicho. El hecho de que recicle textos o de que en más de una ocasión repita un suceso dan la sensación de que sus recursos van siendo ya los mismos. Por ejemplo, no sé si por hacer énfasis o por no tener más que comentar repite que su novio tuvo tres trabajos al mismo tiempo. Y así hay uno que otro detalle que aparece más de una vez; no estoy tan segura de que su recurrencia sea para enfatizar un hecho o porque se le olvidó que ya lo había mencionado o porque se le están acabando las anécdotas (tal vez el editor no lo notó o lo dejó pasar así).El tiempo dirá si me equivoco. Sí es un texto muy muy importante y Dahlia no es una persona común. En este momento ella es un auténtico torbellino que no se detiene. Su libro es de los más vendidos, no deja de aparecer en clubes de lectura, ha sido entrevistada por gente de gran peso en los medios, participa en festivales y en muchas de las ferias del libro del país y muy seguramente llegará al extranjero sin problemas. ¿Será que Dahlia de verdad comienza a repetirse? Me gustaría pensar que no es así, sin embargo, recuerdo que obtuvo tres becas de escritura para escribir básicamente el mismo libro, y dudo. El tiempo lo dirá. 

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