La islamofobia como producto sociocultural (segunda parte)

Antes de iniciar nuestro estudio sobre la islamofobia desde la perspectiva fanoniana, debemos comprender el problema. Foto: Pixabay.

Antes de iniciar nuestro estudio sobre la islamofobia desde la perspectiva fanoniana, debemos comprender el problema ubicándonos en el orden semántico, es decir, desde la interpretación de lo simbólico. Como ya vimos, entender un objeto es posible siempre que se haya pasado por un proceso de conceptualización del propio objeto; yo no puedo entender qué es pelota en tanto no comprenda que una pelota es un objeto esférico generalmente elaborado con plástico que ante el choque con una superficie tiende a rebotar. La cuestión puede parecer sencilla, pero comprender cualquier circunstancia, cualquier fenómeno o situación, sin tener una noción adecuada de su concepto, acarrea problemas de gran envergadura.

Uno podría pensar que el ejemplo que se propuso sobre la pelota es por demás somero, pero pongámonos a pensar. ¿Qué hace un padre cuando su hijo ha roto un vaso por estar jugando con la pelota? Evidentemente, el sentimiento que se despierta es coraje y también el deseo de que su hijo no interactúe más con el objeto, no porque represente un peligro real para el niño, sino porque resulta molesto para el padre la interacción niño-pelota, así que por tal motivo el padre decide reconceptualizar lo que “pelota” significa diciéndole al niño que ese objeto puede provocarle un daño porque: está hecha de cierto material nocivo, es demasiado dura y si lo golpea lo va a lastimar, es de mala suerte y si la toca en la noche no podrá dormir porque algún ente nocturno irá por él, etc. El punto aquí es que la perspectiva e imagen que el niño tiene de la pelota cambia, se distorsiona, y no porque la pelota en sí haya cambiado, sino porque la idea y la conceptualización que ahora el niño tiene de la pelota es negativo, pues representa un riesgo para él., acto seguido se aleja y la deja. Todo lo anterior funciona, cabe señalar, porque deriva de un discurso de autoridad como lo es el padre, pero el ejemplo bien puede funcionar para demostrar que lo mismo ocurre a nivel macro, es decir, entre los países.

Para relacionar el ejemplo con el tema que se pretende abordar aquí, imaginemos que la pelota es el musulmán, el niño la sociedad europea y el padre las instituciones de autoridad (gobierno, empresas, iglesia, etc.), lo alarmante en este caso es que esa sociedad, que puede ser representada por el niño, posee hoy día el mismo criterio del niño regañado; es un criterio ausente ante los hechos, y como buen niño obedece mantenidos alejado y ajeno de aquello que le han dicho que representa un peligro sin si quiera ponerlo en tela de juicio.

No obstante, aquí hay algo aún más interesante, y es que: ¿alguien se preguntó quién puso la pelota en las manos del niño? ¿cómo el niño, sin recursos económicos necesarios, pudo adquirir una pelota? O lo que es lo mismo ¿Cómo fue posible que hoy en Europa los grupos migratorios predominantes sean los musulmanes? La respuesta es simple: quien compró la pelota es el papá, él es el que llevó a los musulmanes a las manos del hijo, o sea, a Europa. Si vemos aquí al padre como las dinámicas globales de imposición económica, podremos entender que las migraciones masivas a Europa tienen un porqué, y ese porqué es la penetración del centro en la periferia. Sin embargo, cuando el centro observa las consecuencias, resulta más fácil delegar la culpa de esos desplazamientos sociales, a las sociedades periféricas mismas.

Llegados a este punto cabe ahondar sobre el comienzo de la demonización del musulmán, pues es muy común que la conceptualización que el grueso poblacional europeo tiene del musulmán sea más bien la de su versión radical y conflictiva (fase que otras religiones, como la católica, ha presentado con mucha mayor vehemencia).

Tzvetan Todorov, abordando la cuestión del surgimiento del ala radical musulmana, menciona que “las bases del islamismo actual se sentaron entre las dos guerras, por una parte en Egipto, por el fundador de los Hermanos Musulmanes, Hassan Al-Banna, y por la otra en el subcontinente indio, por el paquistaní Abul Ala Maududi… surgió a finales de los años veinte como reacción a la abolición del califato por parte de Ataturk en 1924.(1)” De la facción de los Hermanos Musulmanes hablaremos más adelantes, no obstante, parece necesario extender un poco la idea que nos plantea Todorov, sobre todo la cuestión de la abolición del califato en 1924, pues desde este momento se puede ir hilando el resentimiento del mundo musulmán contra occidente. Sin querer ampliar demasiado este tema, que de por si es objeto de estudios más profundos, nos centraremos en la cuestión del impacto ideológico que tuvo, pues el mundo musulmán vio fenecer, a causa de la intervención occidental(2), un punto de identificación sustancial, un Estado común para el musulmán, además de dar paso a la instauración de la forma Estado-nación en oriente próximo.

Toda esta fragmentación y disolución de un importante núcleo identitario musulmán funge como la conditio sine qua non de la reacción radical musulmana, es decir, de su politización, pues a partir de ese momento una de las ideas que servirá como bastión ideológico será la consolidación de un Estado musulmán ante la pérdida que, a manos de occidente, tuvieron del suyo.

Imaginemos por un momento una pequeña inversión histórica en donde la erradicación de una forma gobierno en occidente fuera destruida y configurada dentro de marcos y criterios políticos y sociales impuestos por el mundo musulmán, ¿no creen que en algún momento la sociedad occidental desposeída de sus unidades mínimos de pertenencia y reorganizada bajo estructuras que le son extrañas intentaría levantarse para buscar recuperar aquello que le fue arrebatado?

Lo más seguro es que ninguna sociedad resistiría tal abuso, sin embargo, las sociedades centro parece que consideran extrañas las reacciones radicales de los otros, piensan que nos son más que salvajismos, pues si ellos están actuando con base en criterios racionales el problema radica en el Otro que dada su condición de incivilizado no logra comprender lo benéfico de la imposición de patrones y normas sociales, por ello la sociedad centro cree necesario seguir con su tarea civilizatoria.

Pero no entremos más en este terreno, lo que debemos subrayar es que el nacimiento del fundamentalismo tiene su origen en un momento histórico dado, lo cual nos permite ver que aquellas acciones islamistas, que sin duda alguna son lamentables y se espera dejen de suceder, no son parte de la id elogia central del islam, más bien provienen de la reinterpretación selectiva que se le da a las suras(3).

De estas reinterpretaciones selectivas podemos ubicar rasgos vinculativos entre los grupos islamistas, de entre los cuales Todorov destaca los siguientes:

* El maniqueísmo: sólo hay dos bandos, el de Dios y el de Satán.
* Toda soberanía pertenece a Dios, por lo que las democracias, las monarquías y las dictaduras son igualmente condenadas.
* El Corán… debe ser considerado la Constitución del Estado islámico, y deben someterse a él tanto el derecho como las instituciones administrativas.
* La justicia social regirá las relaciones económicas.
* Los estados actuales se fundirán en un nuevo califato(4).

Los puntos señalados arriba tiene una constante en las sociedades centro actuales, y es que no importa si se sea o no fundamentalista, si respetes los contornos normativos de la sociedad en la que vives, si practicas el Islam sin que tal practica se muestre como perjudicial para el entorno social, una vez declarado musulmán eres, para el grueso poblacional europeo y para gran parte de su cúpula política, un radical islamista que profesa los ideales que acabamos de mencionar: la búsqueda de la imposición ideológica del Islam y la conformación de una estructura estatal acorde a los criterios fundamentalistas.

El amputar, no solo la historia, sino los criterios, enfoques y dinámicas del Islam y del musulmán, y hacer que se perciba toda una estructura religiosa (con sus claroscuros evidentemente) como una suerte de masa homogénea radicalizada enfocada en viralizar el temor, la violencia y la guerra, es narrar una única versión de la historia, y el peligro de una historia única es devastador, pues adelgaza tanto el espectro sobre el cual podemos sojuzgar los actos del otro que todo aquello que se dice del musulmán va cargado de un discurso generalizado y pre concientizado como verdad…


(1) Todorov, Tzvetan El miedo a los bárbaros (Barcelona: Galaxia Gutenberg 2007) p.148
(2) Véase el acuerdo Sykes-Picot
(3) Nombre que reciben los capítulos del Corán
(4) Todorov, Tzvetan 149

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1 Comments

  1. says: Jon

    Interesante la cita de Tzvetan Todorov, pero no tiene en cuenta la importancia de los contextos simbólicos a los que Todorov daba tanta importancia.
    No ha habido una ola de atentados terroristas de los inmigrantes asiáticos o latinoamericanos en Estados Unidos o en Europa, de coreanos en Japón, de hindúes en el Reino Unido, sino de musulmanes.
    Un análisis sociológico muestra que los musulmanes involucrados en los atentados no provienen de los sectores campesinos o desfavorecidos, sino que los más radicales sueles tener estudios superiores.
    El Islam político tampoco es anticapitalista, ya que rechaza el materialismo cultural y considera el ateísmo marxista como blasfemo.
    El zakat (2.5% destinado a la caridad islámica) es la cuarta parte del diezmo cristiano y muchísmo menos de lo que los estados modernos gastan en servicios públicos como salud y educación.
    Los islamistas no son feministas, ya que defienden el control de la sexualidad femenina por los hombres (poligamia sin poliandria, el honor familiar puesto en la virginidad y el pudor femenino, prostitución reglamentada bajo el concepto de matrimonio temporal en Irán, aceptación del matrimonio de niñas y adolescentes, aceptación y ifusión de la ablación genital femenina).
    La reacción islámica no es el resultado del colonialismo o del imperialismo. Los inmigrantes afrocaribeños de Estados Unidos, que fueron durante más tiempo súbditos de colonias, progresan social y económicamente más que los afro-estadounidenses. Por otro lado, los militantes islámicos no rechazan el neo-imperialismo de Erdogan sino que lo consideran el ejemplo a seguir porque utiliza el Islam como política de Estado.
    No es una reacción al esclavismo. Los musulmanes fueron esclavistas desde el siglo VII hasta, en algunos casos, fines del siglo XX, aunque la práctica sigue en vigor hasta hoy.
    No es una reacción al machismo europeo. En Europa la poligamia es ilegal desde la edad media, mientras que sólo un par de países musulmanes la han ilegalizado desde la caída del imperio otomano. Los chinos la eliminaron tras la proclamación de la república en 1911. Otros pueblos avanzados como los japoneses abolieron la esclavitud a fines del siglo XVI y son monógamos.
    El islamismo es resultado del Islam, que ha sido incapaz de generar, hasta el momento, un sólo gobierno no autoritario estable.
    Hasta los movimientos panarabistas como el FLN argelino, Ghadaffi o Naser, supuestamente socialistas, incorporaron el Islam en la legislación y abandonaron la agenda socialista tras la toma del poder.

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