Como ruido de fondo mientras doblaba la ropa o cuando quería jugar Mario Kart y quería sólo escuchar sin que fuera necesario ver o cuando tenía cansancio mental, así pasé varios meses viendo Gilmore girls.
Debo decir que es una serie que vi por primera vez cuando la transmitían por Warner Channel durante las tardes. En ese entonces yo tenía la misma edad de Rory Gilmore (un año más o uno menos, una cosa así). Yo usaba uniforme igual que ella y era muy obsesiva, como ella, con la tarea y estudiar y tener buenas calificaciones. No tenía tan claro el tema de la universidad o qué estudiar, pero bueno, había cositas ahí en común que me gustaban y me hacían pensar en cómo resolver mis dramas al estilo Rory: dramas simples como los relacionados con los muchachos, los celos, la amistad, etc.
En ese momento mi atención estaba totalmente en Rory y sus problemas adolescentes porque era fácil identificarme con ellos. Lorelai estaba más en la periferia; sin embargo sí llegué a notar que era más divertida, desinhibida y absurda (en el buen sentido). Incluso pensé que justo así eran los adultos buena onda: más amigos que padres, a los que les puedes decir todo (no como mi mamá a la que no le podía contar un montón de cosas). Y sentí que la relación madre-hija de Rory y Lorelai Gilmore era lo ideal, sobre todo en contraposición con la relación entre Lorelai y Emily: conflictiva, difícil, dolorosa, con esa falta de comunicación y de entendimiento que genera tantos malos entendidos.
Yo recordaba que había disfrutado Gilmore girls, por eso me pareció que volverla a ver, aunque fuera de manera periférica, era una buena idea.
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Acabé hace algunas semanas. Me sorprendió mucho la manera en que Lorelai me resultó desesperante e infantil e inmadura. Sí, era muy cool a mis quince años, pero ya a los 38 (que es la edad que ella tiene en la serie y la que yo tengo ahora) ya siento que es demasiado malo alimentarse de chatarra y no tener inteligencia emocional ni responsabilidad afectiva. Lorelai representa a alguien que es incapaz de cortar vínculos con relaciones pasadas: tropieza muchas veces con el padre de Rory aunque sabe perfectamente que aquello no va a ningún lado. No ha logrado tener en claro lo que quiere emocionalmente y brinca de una relación a otra sin darse cuenta de que puede tener todo con Luke si tan solo lo aceptara (y claro, cuando se da cuenta él tiene otras cosas en la cabeza como para ponerle atención). Profesionalmente le va bien, aunque no tan bien porque seguido le pasa que necesita dinero (que no tiene) para tal o cual cosa.
Lorelai es una persona que ha sufrido por no tener validación de su madre, se aleja de ella desde que se embaraza, pero al pasar del tiempo vuelve a ella para pedirle dinero (para la escuela de Rory). Aquí Lorelai se vuelve vulnerable y la imagen de independencia y de no necesitar nada de nadie se viene abajo. Este hecho es en realidad el detonante de la trama, es lo que hace que la serie exista, pues lo que queremos ver es el conflicto intergeneracional, los dramas y las maneras distintas de resolver situaciones similares. Todo en un constante y hasta cansado estira y afloje entre las tres ideologías.
Pero la serie de Gilmore girls no es una tragedia. Rory resulta ser una persona inteligente que decide ser fiel a su profesión antes que casarse con Logan (que le ofrecía una vida de estabilidad y lujos). Los personajes en general rayan en lo caricaturesco (Kirk, Taylor, Michel, por mencionar algunos) pero resultan entrañables; tanto que se lanzó una miniserie que nos cuenta en dónde andan estos personajes diez años después. Aquí Lorelai tiene su final feliz: se casa (muchos años después) con Luke, a quien conocimos desde el episodio uno (y que está en la vida de Lorelai desde hace más tiempo todavía). Y Rory, en una vuelta de tuerca, confiesa en la última escena estar embarazada: la historia se repite.

Me impactó el hecho de haber visto la serie cuando salió y tener la edad de Rory y haberla repetido ahora con la edad de Lorelai. Las dos veces sentí más identificación con Rory y cero con Lorelai. ¿Será que la adultez me ha pegado de otra forma?
Si quieren saber si les recomiendo ver la serie, no estoy segura. A ratos la fórmula del pueblecito pintoresco y sus habitantes peculiares llega a ser cansada. Lo inverosímil, que es también un recurso, puede llegar a ser fastidioso. ¿En verdad Paris es buena en absolutamente todo y es una estudiante de 18 años que entrega tareas como si fueran proyectos de la Nasa? Aquí la caricatura y el exceso también chocan. Creo que si no es por la nostalgia extraña de revivir algo que vieron cuando iban en la prepa, pueden saltarse la experiencia. Pero si la ven en la adultez, cuéntenme: ¿también les desesperó Lorelai?