El Consejo de Seguridad ha tomado desde un inicio a la pandemia como un asunto de seguridad internacional, en su resolución 2532 (2020) expresan preocupación por los efectos de la pandemia en países con conflictos armados, ya que la violencia e inestabilidad pueden exacerbar la pandemia, o viceversa, la pandemia motiva violencia e inestabilidad.
Asimismo, a mitad del año pasado, el Consejo respaldó el llamado del Secretario General de la ONU, António Guterres, quien instaba a la comunidad internacional a un alto al fuego, con un voto unánime de los integrantes (15/15).
En términos generales: un cese al fuego por al menos 90 días, de manera que se pudiera dar lugar a la ayuda humanitaria en condiciones de seguridad, aclarando que la única excepción a esa pausa sería el conflicto contra ISIS, el Frente Al Nusra y grupos asociados en Medio Oriente; solicitan acelerar respuesta de la ONU contra el Covid-19 en países en situación de conflicto e instruir a las operaciones para el mantenimiento de la paz para prestar apoyo en los mismos.
En su resolución 2565 (2021) la cosa ya había cambiado, pues el mundo cuenta con algunas vacunas como las de Pfizer, AstraZeneca, Sputnik V, Cansino, Sinovac, Sinopharm etc, entonces, ¿cuál es el problema ahora? Pues que a pesar del número cada vez mayor de alternativas contra el virus, diez países han acaparado el 75% de vacunas disponibles a nivel mundial (ONU, 2021).
Dicha resolución ya contempla el fortalecimiento de mecanismos multilaterales como el COVAX, exige, al igual que en la resolución anterior, el cese al fuego y reafirma la posición en cuanto a ISIS y Frente Al Nusra. De suerte que ya tenemos un problema doble: la desigualdad y los conflictos armados.
Si el virus ha desestabilizado a países con aparente ausencia de hostilidades, ahora debemos imaginar lo que significa para una población como la de Siria (donde opera ISIS) un enemigo doble, los bombazos que de por sí ya los alejaban de las calles y los confinaban a sus hogares y un enemigo invisible, casi con el mismo modus operandi de los bombazos, no sabes dónde o cuándo puede amenazar tu existencia.
Es revelador comparar la población siria por años, en el año 2011 contaba con 21.08 millones y empezó a disminuir su población por la violencia y el conflicto de la primavera árabe y la aparición formal de ISIS en el territorio, en 2012 eran 20.44, en 2013 19.58 y en 2019 17.07 millones (Banco Mundial). De esa última cifra poco más de la mitad (9,3 millones) padecen inseguridad alimentaria de acuerdo con Oxfam.
El coronavirus acrecentó la demanda de naranjas a nivel mundial. En México llegó a precios históricos de entre 30 y 40 pesos el kilo el año pasado, poco menos de lo que debe otorgar la gente en Siria con 2,3 dólares por kilo. La naranja siciliana, a pesar de aumentar su valor a un euro por kilo (El Productor, 2020), no vio un precio tan elevado como el anterior, la diferencia es el valor de la mano de obra, pues una persona en Siria tendría que trabajar todo un día para obtener un kilo de naranja.
Tomando en cuenta esa notoria desigualdad, la UNICEF estima que medio millón de niños no han sido vacunados contra la polio en Siria y que a pesar de contar en su mejor momento con una cobertura de 95%, se vio reducida a un 60% por las condiciones imperante de inseguridad. Supongamos que no existe esa desigualdad en la posesión de vacunas, que Damasco puede costearse exitosamente la obtención de las mismas, ¿qué nos asegura que los conflictos internos permitirán su aplicación?
La mayoría de los casos de polio se dan en Afganistán, Pakistán, Nigeria, Somalia y Siria. Según El País (2015), una razón de peso es la oposición islamista a la vacunación debido a una creencia de conspiración occidental. ¿Qué les asegura que no contienen VIH o carne de cerdo? Lo cierto es que, históricamente, esto es más que entendible. De ahí que Irán prefiera avanzar con su vacuna Razi Cov Pars y optar tan solo por la opción de Sputnik V (El Economista, 2021).
No es raro tampoco que Venezuela haya recibido vacunas a cuenta gotas solo de Sinopharm y Sputnik V, ya que tanto China como Rusia tienen fuertes inversiones en la industria energética del país y que hace poco se haya vetado el uso de AstraZeneca (entre otros motivos por los efectos adversos que ya conocemos).
Añádase entonces una tercera problemática: la oposición a la vacuna en Medio Oriente, ¿tendrá entonces el mecanismo COVAX (que hasta ahora contempla Pfizer y AstraZeneca) que incluir a la Sputnik V en sus alternativas de modo que la población acepte, aunque sea a regañadientes, ser vacunada? ¿no sería uno de los mayores fracasos que un mecanismo de esfuerzos occidentales incluya una vacuna no occidental?
Tanto en la guerra como en las pandemias, las relaciones entre Estados se fortalecen o sufren quiebres, parecido al símil de los amigos cuando están en las malas, las relaciones se consolidan en tiempos de crisis. Es por eso que la distribución de la vacuna es un tema de política internacional.
Dice mucho en ese sentido que Estados Unidos hasta hace poco haya descartado la idea de compartir vacunas con México u otros países hasta que todos sus ciudadanos tengan garantizado el acceso a la misma. Nuevamente, es entendible; Biden es presidente de los
Estados Unidos no presidente del mundo, pero en política internacional, eso significaría que Rusia está conservando y ampliando un mayor número de alianzas que Washington.
No fue sino hasta que Justin Trudeau y Andrés Manuel López Obrador pidieron expresamente a su homólogo estadounidense ayudar a cubrir la escasez que se acordó suministrar los excedentes (The Washington Post, 2021), en un contexto en el que se busca por todos los medios controlar la migración, ¿cosa rara? Entre tanto, a México ya llegó el segundo lote de vacunas Sputnik V.
En consecuencia, el coronavirus es un asunto de seguridad internacional y por ello se exige un alto al fuego y un mayor balance en la posesión de vacunas, pues conforme la máxima de la OMS, “nadie está a salvo hasta que todos los estemos”.
Fuentes:
AFP. (2021). Irán, aún con las sanciones económicas, arranca un segundo plan para desarrollar una vacuna contra Covid. El Economist, Disponible en:
Kennedy, J. (2015). El islamismo militante y el escepticismo sobre las vacunas. El País; Disponible en:
Miroff, N., DeYoung, K. & Sieff, K. (2021). Biden enviará vacunas excedentes a México, mientras Estados Unidos busca ayuda para controlar la inmigración. The Washington Post, Disponible en: https://wapo.st/3dgSXhU
ONU. (2021). Diez países han acaparado el 75% de las vacunas COVID-19 administradas, denuncia Guterres al Consejo de Seguridad. Noticias ONU, Disponible en:
Redacción. (2020). Resumen del mercado global de la naranja. El Productor, Disponible en: